Hace ya más de 25 años que Manos Unidas trabaja en Leshoto, aunque nuestra presencia ha sido esporádica, con pequeños proyectos que hemos llevado a cabo con socios de confianza que se han ido sucediendo a lo largo de los años.
Lesotho es un pequeño país del África Austral enclavado en Sudáfrica. Resulta casi milagroso que un país tan pequeño, con una superficie del tamaño de Galicia, haya sobrevivido como país independiente, pero su orografía montañosa y el carácter luchador de la población lo han hecho siempre difícil de conquistar o anexionar. Leshoto se distingue, también, por ser la única monarquía constitucional de África Subsahariana y el estado más frio de África, con temperaturas a muchos grados bajo cero en la época invernal. Además, es el segundo país con mayor porcentaje de sida del mundo y que ha llegado a ser el país con el mayor número de población emigrada.
Hace ya más de 25 años que Manos Unidas trabaja en Leshoto, aunque nuestra presencia ha sido esporádica, con pequeños proyectos que hemos llevado a cabo con socios de confianza que se han ido sucediendo a lo largo de los años. La afluencia de solicitudes de los últimos tiempos, nos aconsejó un viaje al país, el primero hacía alguien de Manos Unidas, por lo que la ayuda que recibimos de nuestros socios tradicionales y de Caritas Lesotho y el CRS (Catholic Relief Services) resultó imprescindible.
Durante nuestra visita, que se llevó a cabo la primavera pasada, quisimos conocer la situación educativa, sanitaria y social del país. Saber de sus mayores necesidades y retos para poder enfocar y planificar nuestra estrategia futura de trabajo en la zona. Durante días visitamos escuelas, hospitales, proyectos relacionados con la prevención y el tratamiento del sida y con la seguridad alimentaria. En estos días intensos pudimos hablar con muchas personas y conocer las iniciativas que dan respuesta a los problemas sociales a los que se enfrenta la población en un país hasta entonces desconocido para nosotras.
El sida, que afecta a un alto porcentaje de la población -más del 25% está infectada con el VIH- es una de las realidades más acuciantes del país a la que Manos Unidas no puede dejar de dar respuesta. También lo es la inseguridad alimentaria, que se manifiesta sobre todo cuando sobrevienen las sequías recurrentes, y que deriva, también, de esa orografía tan caprichosa, que impide que se cultive el 90% de la superficie del país.
¡Y qué gran problema es la emigración! Cada año miles de hombres y mujeres dejan el campo para trabajar en las minas de la vecina Sudáfrica, mientras que las mujeres se emplean como trabajadoras domésticas. También conocimos el trabajo de los empleados en las fábricas de gigantes de la industria textil asentadas en Maseru; 36.000 personas, la mayoría de ellas, mujeres que trabajan en condiciones más que deficientes.
Leshoto es otra África, un país que no conocíamos y que nos ha cautivado con sus montañas verdes y con la amabilidad de su acogedora población. Les hemos prometido que volveríamos ya que son muy pocas las ONG que trabajan en el país y sus necesidades son muchas.
Texto de Beatriz Hernáez, departamento de África de Manos Unidas