Julián Jiménez, graduado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, decidió ponerse a disposición de los más necesitados en 2002 y formar parte de Manos Unidas, ONG para el desarrollo, de la iglesia Católica.
¿Cuáles fueron los motivos que le llevaron a formar parte de Manos Unidas? (de ahora en adelante M.U)
Tuve mucha suerte, pues pude pensarlo antes de jubilarme. Lo medité muy bien y hablé con Recursos Humanos y les pregunté ¿si yo me jubilo, qué me dais?. Además, tenía un esquema muy claro, que había tres cosas importantes; primero tenía que dedicar más tiempo a mi mujer. Mi segundo objetivo era hacerme un hobbi, y por eso me matricule la Universidad a estudiar Historia. Hice tres años, pero no estuve con mayores, yo quería que los jóvenes me contagiasen su juventud. Y, mi tercer objetivo era el dar algo de mi tiempo y de forma gratuita a los demás, de manera altruista, y como creyente pues decidí hacer algo en una organización de la iglesia. Tenía dos opciones, Caritas o Manos Unidas. Entonces, cuadró que en M.U. tenía a alguien que estaba involucrado, hable con él y me quito todas las dudas.
¿Podría explicarme qué cargo ocupa usted actualmente en la ONGD, y qué labores desempeña?
Aquí, en servicios centrales, existen dos estructuras, la diocesana y la nacional. En la estructura diocesana están las 70 diócesis, porque es un ONGD de la Iglesia, y luego están los servicios centrales, que es donde yo me ubico. Estuve varios años en el departamento de formación, luego pase al área de comunicación, la cual es fundamental, pues es la que se dedica a desarrollar todo el tema de la sensibilización de la población, uno de los factores clave de Manos Unidas. Y ahora estoy en el departamento de voluntariado. En cuanto a lo que hacemos, debo decirte que el soporte mayoritario de esta ONGD es el voluntariado. A nivel global el 96% es gente voluntaria. Por tanto, en servicios centrales nos encargamos de acoger a todas estas personas que quieren ser voluntarios. Les damos una cita y que, así, nos conozcan y también nosotros a ellos. Se les informa bien sobre qué es Manos Unidas y, a partir de ese momento, vamos contando con la gente en función de las necesidades que vamos teniendo. Además, mantenemos un gran contacto con dichos voluntarios.
Dada la importancia del voluntario en M.U. ¿Cuál es el índice de participación del voluntariado más joven?
Esto es un dolor que tenemos. Nos gustaría tener voluntarios más jóvenes. Es un objetivo que intentamos conseguir tanto en las delegaciones como en Servicios Centrales, donde, de los 282 voluntarios que hay, mayores de 55 años, somos el 70%. Es un porcentaje muy alto. Cuando hablamos de gente joven, hemos establecido el ratio de edades entre los 18 y los 35 años, para romper con la tradición. Hay personas jóvenes también, y esa experiencia la estamos viviendo este año, por ejemplo, de estudiantes que en vacaciones han tenido disponibilidad para trabajar con nosotros. Hemos tenido gente joven, tenemos gente joven, pero bueno, en general, son muy pocos y queremos abrir nuestras puertas y nuestras posibilidades a ellos. Por dos razones: por su propia satisfacción y enriquecimiento personal; pero, sobre todo, porque creo que pueden ser un revulsivo para todas las personas mayores que estamos aquí trabajando.
Comentó que uno de los puntos clave de Manos Unidas es la sensibilización de la población, pero ¿hasta qué punto está realmente sensibilizada?
Yo creo que es muy bajo. Y sobretodo existe sensibilización cercana, es decir, por lo que se ve aquí. Por la gente que no tiene trabajo o las personas que piden por la calle, pero sensibilización sobre la pobreza real y tremenda del Tercer Mundo creo que existe mucha menos.
Al ser tan escasa la sensibilización de la población ¿cree que la gente seguirá colaborando sin recibir nada a cambio, o por el contrario se perderá el sentido del voluntario altruista?
No, soy optimista en este sentido, me parece que si nos empeñamos en hacer un mundo mejor, y empezamos por nosotros mismos, siendo positivos y teniendo ánimo e ilusión, podemos conseguirlo. Es como en una batalla, el que no se lo toma de forma seria, claramente, no sale vencedor. Pero, si nosotros estamos convencidos de que entre todos podemos hacer un Mundo mejor, lo conseguiremos.
Estamos pasando por momentos económicos y sociales muy complejos, donde los recortes están a la orden del día. ¿Cómo ha afectado la crisis a los presupuestos destinados para la ayuda al desarrollo?
Pues mucho, los ingresos que provienen de los fondos públicos son muy pequeños. Nos financiamos principalmente de los fondos privados. Pero, evidentemente, ha habido un cierre de grifo muy fuerte de los fondos públicos. Igualmente, es algo que tenemos que asumir, y lo que tenemos que hacer es retarnos a tratar de captar más gente privada. Ahora estamos trabajando mucho con el tema de las herencias y los legados solidarios. Y este es un dinero muy importante, este último año han sido 7 millones de euros lo que se ha conseguido a través de los legados.
En momentos así donde el país está tan debilitado, el sentimiento solidario de la gente se "apaga" y a menudo incluso recriminan el hecho de ayudar a la gente de fuera en vez de a la del país. ¿qué le dicen a la gente en tal caso?¿se está trabando en ambos sentidos, tanto en el país como en el exterior?
Manos Unidas se entiende que es la acción social de la Iglesia Católica en el extranjero pero, al mismo tiempo contamos con su gemela, es decir, Cáritas, entendida como la misma acción social pero en España. Igualmente, en el bolsillo de cada persona que quiere donar no podemos mandar. Lo que tenemos es que decir lo que hacemos cada uno, y evidentemente, la gente pues esta mas sensibilizada con lo más próximo. Pero, al mismo tiempo, tenemos que sensibilizar a la gente de aquí de lo que existe en el exterior. Al fin y al cabo la gente de aquí come de alguna manera, pero es que en el Tercer Mundo, directamente, se mueren. Creo que de esto también es importante sensibilizar a la población. Ya luego cada uno reparte sus donativos a unos u a otros, tampoco vamos a entrar en rivalizaciones. No estamos en competencia, sino que cada uno trabaja en su campo. Además, Caritas está ayudando muy bien, dando resistencia y haciendo desarrollo. Pero, por nuestra parte, nuestra misión es llevar la voz de la Iglesia al Tercer Mundo. La voz que llevamos, la voz que traemos.
Nos indicaba al inicio de esta entrevista que, Manos Unidas se define como una ONGD de acción católica. ¿Hay sitio para todos en ella?
Claro que cualquiera puede trabajar en M.U. En las entrevistas que hacemos aquí, ni se me ocurre, ni sería constitucional preguntarle a la persona si es o no creyente. Nosotros decimos lo que somos, decidimos no ocultarnos, somos una ONG de orientación cristiana. Pero no pedimos que toda la gente sea creyente. Estamos abiertos a todo tipo de personas.
Lo único que pedimos es que se respeten los principios en los que se apoya M.U, que es el evangelio y la doctrina social de la Iglesia. Cuando viene una persona viene a trabajar aquí debe saber que cuando va en nombre de Manos Unidas, tiene que saber que lo que diga tiene que ser coherente con los principios que he dicho, y no decir disparates. Y yo creo que esto es lo bonito de Manos Unidas, toda la diversidad de colaboradores.
Para finalizar, ¿se atrevería a vaticinar el futuro de Manos Unidas? y ¿cómo le gustaría que fuese?
El futuro de Manos Unidas me gustaría que fuese corto porque eso sería señal de que no habría hambre en el Mundo y, así podríamos orientarnos en otra cosa. Pero yo creo que futuro si que vamos a tener lamentablemente. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio que se deberían cumplir en 2015 pues no se van a cumplir y vamos a tener que seguir ayudando a la gente. Ayudando en todos los sectores en los que está trabajando M.U. En los cinco sectores: la educación, la salud, la esclavitud de la mujer, el aspecto del desarrollo social. Y luego también lo referente a la agricultura, la ganadería, de lo que vive esa gente. Por ello, yo creo que tenemos un largo recorrido por delante, porque son granitos lo que vamos dejando en esa inmensa pobreza que hay. Ojalá que tuviéramos que dejarlo y nos quedáramos sin trabajo.