Recuperamos la retransmisión de la participación de Manos Unidas en la 40 sesión del Comité de Seguridad Alimentaria de la FAO, que tuvo lugar en Roma, y en la que representantes de todos los Estados Miembros, junto con las organizaciones de la sociedad civil, debatieron y decidieron sobre algunos temas relevantes para la seguridad alimentaria y nutricional.
Entregamos en mano nuestro informe "El desafío del hambre. La seguridad alimentaria en nuestro mundo globalizado" a Olivier De Schutter, Relator Especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación.
Tras un intenso y largo día de sesiones y eventos, en la última reunión del día de la Sociedad Civil, sobre biocombustibles y sus impactos en la seguridad alimentaria, conseguimos acercarnos y despertar su interés en nuestro documento. Era la forma de cerrar el ciclo que había comenzado el año pasado después de nuestra participación en la 39 sesión del CSA, cuando tuvimos nuestro primer encuentro el Relator.
Hace unos meses Manos Unidas sacaba a la luz el informe “El desafío del hambre en el mundo. La seguridad alimentaria en nuestro mundo globalizado”, en el que se destacaba que la especulación de los alimentos es actualmente uno de los factores más relevantes para impedir el acceso a los mismos por parte de un gran porcentaje de la población mundial. Esta mañana los Ministros de Agricultura de 124 países se reunieron en Roma, en el marco de la 40 sesión del Comité de Seguridad Alimentaria, para discutir sobre este asunto, indagando en sus causas y sus consecuencias.
Los representantes de los países comenzaron por constatar que la escalada de los precios internacionales de los alimentos nos es una cuestión puntual, sino una realidad que está aquí para quedarse. También afirmaron varios que la alta volatilidad de los precios afecta especialmente a los sectores más pobres y vulnerables de la población. Pero fue quizás el representante de Chipre el que hizo una foto más completa, cuando mencionó que detrás de la subida de los precios se encuentran varias causas, la primera de ellas la especulación de las materias primas en el mercado de futuros. Y junto con ella, otras causas relevantes como la pobre inversión realizada por los países para mejorar sus propias infraestructuras de producción agrícola, haciéndolos enormemente dependientes de los mercados globales; el aumento de la demanda por el aumento de la población, la limitación de los recursos naturales y el cambio climático, también fueron mencionados como factores influyentes en la situación.
¿Cómo afrontar entonces una amenaza permanente, presente y futura para la seguridad alimentaria? Las propuestas son varias, pero básicamente descansan sobre dos ideas: mercados más transparentes y el refuerzo de la producción agrícola nacional. Una de las ideas sobresalientes insiste en reforzar el Sistema de Información sobre el Mercado Agrícola (SIMA) de las Naciones Unidas. La idea es simple: si los mercados son transparentes, y se conoce con claridad el nivel de reservas de granos en cada momento, la especulación será menor y los precios más estables. Lo difícil es ponerla en práctica. Por otro lado, varios países insisten en aumentar la producción y mejorar sus propias infraestructuras y capacidades. El Salvador, por ejemplo, aplica desde 2011 un plan de apoyo a la agricultura familiar que ha permitido aumentar la producción y pasar de ser un país importador a ser exportador de maíz blando y frijol rojo. Finalmente, otros países buscan asegurar la alimentación básica de la población más pobre. Es el caso de India, que recientemente ha aprobado una ley que asegura la alimentación de 80 millones de personas, asegurando insumos y suministros de cereales, en colaboración con el PMA.
Y así terminó la reunión. Sin acuerdos y sin decisiones. Esperando que una mano invisible pueda resolver los problemas globales para alimentar a una población mundial que cada día tiene que pagar más por los alimentos, en una escalera infinita que parece no tener fin. Ojala tengamos más suerte con los otros temas que se abordarán durante la semana.
El reciente informe de la FAO sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación, advierte que 868 millones de personas (el 12,5% de la población) pasan hambre y padecen subnutrición, y vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de revisar nuestros sistemas de producción, distribución y consumo de alimentos.
Estos días en Roma se va a trabajar sobre dos cuestiones esenciales para combatir el hambre: el impacto de los biocombustibles en la seguridad alimentaria, y las inversiones en la agricultura a pequeña escala a favor de la seguridad alimentaria y la nutrición. Sobre estos dos temas la sociedad civil ha estado trabajando este fin de semana, en el llamado “Mecanismo de la Sociedad Civil”, en el que confluyen organizaciones de todo el mundo de agricultores, pescadores, ONGs, movimientos sociales, etc. discuten y se organizan para realizar sus aportaciones sobre estos temas en el Comité de Seguridad Alimentaria. Las ideas más relevantes son las siguientes:
Sobre biocombustibles, el borrador de decisiones no toma suficientemente en cuenta los grandes impactos negativos que los biocombustibles están teniendo sobre el derecho a la alimentación, tal como ha constatado el informe de expertos realizado para esta sesión. Las directrices políticas de los Estados deberían garantizar el derecho a la alimentación de todos, y por tanto, deberían de eliminar todo tipo de incentivo para los biocombustibles actuales, en la medida en que estos compiten con los alimentos, aumentan sus precios, se apropian de tierras y agua, producen daños ambientales e impactan sobre el cambio climático.
En relación con las inversiones en la agricultura a pequeña escala, las organizaciones sociales apuestan por reforzar las inversiones públicas y las políticas que apoyen a los pequeños productores, sus infraestructuras, acceso al crédito, refuerzo de los mercados locales y regionales, acceso a los mercados globales, etc
Además, el CSA discutirá el primer borrador sobre “inversiones agrícolas responsables” que será aprobado el próximo año. El Mecanismo de la Sociedad Civil propone un cambio radical en la comprensión del concepto “inversión”, habitualmente unido a la idea de retorno económico o margen de beneficios. El concepto de “inversión” ha de ir más allá de lo financiero, e incorporar valores tradicionalmente defendidos por los pequeños productores, como el cuidado del medio ambiente, el resguardo de los conocimientos tradicionales, la preservación de los recursos naturales, etc. En cuanto a inversión “agrícola”, ha de considerarse a los pequeños productores como los principales inversores agrícolas, ya que además de invertir, asumir riesgos y generar empleos, producen el 70% de los alimentos a nivel mundial. Y en cuanto inversiones “responsables” han de favorecer el respeto de los derechos humanos y del medio ambiente.
Desde el año 2009, cuando se reformó el Comité de Seguridad Alimentaria, la sociedad civil tiene un papel relevante en las discusiones y decisiones que se toman en el marco de la FAO, y el Comité de Seguridad Alimentaria es reconocido como el espacio más abierto, democrático e inclusivo de todas las instituciones y estructuras de la Organización de las Naciones Unidas. Ojalá que este espacio cumpla con su misión, y que los gobiernos sepan escuchar y dialogar, para trabajar juntos por un mundo más justo, un mundo sin hambre. Es posible. Por eso estamos aquí.