Manos Unidas envía ayuda de emergencia para aliviar la situación sanitaria en Gaza

Manos Unidas ha aprobado el envío de más de 100.000 euros de ayuda de emergencia para aliviar la situación sanitaria en la Franja de Gaza, como respuesta a las angustiosas llamadas de socorro emitidas por La Misión Pontificia para Palestina y por Cáritas Jerusalén. Ambas organizaciones están colaborando estrechamente con instituciones locales, iglesias y agencias católicas para conseguir toda la ayuda posible con el fin de atender a la población de Gaza.

Manos Unidas ha aprobado el envío de más de 100.000 euros de ayuda de emergencia para aliviar la situación sanitaria en la Franja de Gaza, como respuesta a las angustiosas llamadas de socorro emitidas por la Misión Pontificia para Palestina y por Cáritas Jerusalén. Ambas organizaciones están colaborando estrechamente con instituciones locales, iglesias y agencias católicas para conseguir toda la ayuda posible con el fin de atender a la población de Gaza. 

Proyectos de emergencia

La Misión Pontificia para Palestina ha solicitado a Manos Unidas ayuda para poder reponer las medicinas y suministros médicos en el Hospital Al-Ahli Arab, que atiende anualmente a una media de 4.500 pacientes internos y 40.000 externos. En la actualidad están trabajando muy por encima de sus posibilidades y han manifestado la grave carencia de medicinas y suplementos médicos que se pretende paliar con este proyecto, al que Manos Unidas va a contribuir con 51.800 euros.

Por su parte, Cáritas Jerusalén nos solicita apoyo urgente para poder cubrir el salario de dos médicos y de dos trabajadores sanitarios en los pueblos, y para reponer las medicinas y suministros médicos en cinco hospitales de Gaza que aún continúan en funcionamiento. Además, entregarán paquetes con artículos de primera necesidad a las personas que lo han perdido todo. Manos Unidas va a contribuir con 50.060 euros.

Territorios palestinos. Foto: OCHA

Cuando la población civil es la que sufre

Más de un millar de muertos, entre ellos 229 niños. Miles de heridos, 2.000 de ellos niños. Cientos de miles de desplazados. Más de 3.000 hogares destruidos. Cientos de miles de pequeños con necesidad de asistencia psicológica. Casi tres semanas después del primer ataque del ejército de Israel sobre la Franja de Gaza, el balance de víctimas y de daños sobre la población civil es abrumador. La guerra que Israel ha emprendido contra Hamas, está causando un daño irreparable entre la población civil palestina.

En Manos Unidas estamos en contacto permanente con nuestros socios locales, que nos informan casi a diario de lo gravísimo de la situación. En su último informe, la Misión Pontificia para Palestina nos notifica que más de 1,2 millones de gazatíes se ven afectados por falta de luz, agua e infraestructuras básicas. Los bombardeos de Israel han destruido ya varias escuelas de los campos de refugiados de Naciones Unidas y la central eléctrica, lo que ha sumido a la población en una oscuridad aún mayor.

Mientras la ofensiva continúa nuestra contraparte se pregunta dónde puede ir la gente para protegerse de los ataques.  “Los habitantes de la zona de Shija’ia tuvieron tiempo de evacuarla antes del último bombardeo y fueron realojados en zonas más seguras del centro de Gaza. Pero aquí ya no quedan lugares seguros porque los ataques de Israel se están dirigiendo a la zona de Zaytoun y a otros vecindarios del centro de Gaza.”, nos informa.  

“Ahora,  ¿dónde puede ir la gente?”, se pregunta.

Además, todos esto ha afectado al precario sistema sanitario, que ha sido gravemente dañado: se han destruido 5 hospitales y 6 centros de salud primaria. Otros 13 centros han tenido que cerrar sus puertas porque su estructura ha resultado perjudicada. Todo esto está, entre otras cosas, causando un aumento de los índices de  anemia y de otras enfermedades, especialmente entre los niños y las familias desplazadas. La falta de electricidad va a aumentar también las enfermedades digestivas. 

La situación es de tal gravedad que los templos cristianos han abierto sus puertas para acoger a los miles de desplazados y familias que lo han perdido todo para que tengan al menos un techo donde cobijarse. 

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