Trabajamos para que las mujeres de Marruecos puedan ser universitarias.
“Antes no podía convencer a mis padres para que me permitieran continuar mis estudios en la universidad, pero gracias a las charlas de sensibilización a las que mis padres asistieron, ahora tengo el permiso para inscribirme en la Universidad y realizar mi sueño”.
Nouhaila El Youssfi es una joven estudiante marroquí, cuyas perspectivas de vida cambiaron gracias a uno de los proyectos que apoya Manos Unidas en cuatro comunas rurales de la región de Rabat-Salé-Kenitra.
"Este proyecto, que está enmarcado en el derecho a la Educación y enlazado con la Agenda 2030 -garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad, promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos, lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas-, ha logrado el acceso igualitario de las jóvenes rurales a una formación técnica, profesional y superior de calidad para acceder al mercado de empleo y al emprendimiento", asegura Cristina de Benito, responsable de proyectos de Manos Unidas en Marruecos.
El Instituto Prometheus de Derechos Humanos apoyado por MMUU ha articulado una acción en la que han participado las alumnas del último curso de 4 liceos rurales de la región Rabat-Salé-Kenitra -provincia de Khémisset-, la comunidad educativa, las comunas e instituciones públicas.
Durante un curso escolar 80 chicas han recibido apoyo, capacitación sobre derechos socioeconómicos y de inclusión en la vida laboral, consitente en formación en liderazgo, promoción de la igualdad, derechos de la mujer, principios de participación democrática, cultura de ciudadanía, educación sexual para adquirir un compartimiento responsable en el respeto a sí mismo y a los otros, uso de la palabra y toma de decisiones. Además de esto, las jóvenes han conocido el trabajo de ONG y asociaciones de mujeres con las que han intercambiado experiencias y perspectivas de futuro.
"Y los padres de las estudiantes han asistido a charlas acerca de la importancia de la educación de secundaria, universitaria e inserción profesional de las jóvenes, algo fundamental para que el derecho de estas chicas a estudiar y a tener una vida profesional, sea una realidad", explica de benito.
Los miembros de los consejos comunales, del ministerio de la juventud y deporte, autoridades y prensa han participado y acompañado la ejecución del proyecto.
"Estos indicadores hablan por sí mismos", afirma Crisitna de Benito. "Las jóvenes rurales, relegadas por tradición cultural y social a un segundo plano, acompañadas y apoyadas por el resto de los participantes son capaces de afrontar la doble vulnerabilidad que sufren tanto por su condición de mujer como por la dificultad que tienen de trasladarse a las ciudades para acceder a la enseñanza superior", añade.