Líderes indígenas y representantes del CIMI hablan sobre la situación de los pueblos indígenas.
El pasado jueves se celebró en la sede de Manos Unidas la mesa redonda «Derechos humanos y territorios; la lucha de los pueblos indígenas en Brasil», integrada por tres líderes indígenas y dos representantes del Consejo Indigenista Misionero (CIMI, socio local de Manos Unidas).
Los asistentes que se encontraban en Europa para asistir al Consejo de Derechos Humanos en Ginebra (Suiza), entre otros eventos relevantes, y que han denunciado las graves y reiteradas violaciones a sus derechos humanos mediante la invasión de sus territorios por parte de empresas extractivistas, latifundistas, así como de los megaproyectos.
Han pasado ya más de veinte años desde que apalearon hasta la muerte al guaraní de los Kaiowá de Takuára, Rio Grande do Soul, Marcos Verón —explicó Juan de Amunátegui, coordinador de Proyectos de América de Manos Unidas—. Días antes de su ejecución, el dirigente mencionó unas palabras proféticas: «Esto que ves aquí es mi vida, mi alma. Si me separas de mi tierra, me quitas la vida».
¿Por qué las tierras indígenas no están en manos de las comunidades indígenas? —se preguntó Luis Ventura, secretario nacional del CIMI en Brasil y misionero laico— … se debe a un modelo capitalista, que necesita controlar los territorios. Y para ello, necesita que la gente salga de ahí.
Es nuestro territorio, queremos defenderlo y promover la educación y la salud, pero no nos construyen escuelas ni centros de salud —lamentó Simão Mendes, líder del pueblo guarani Kaiowá y superviviente a una matanza de indígenas en 2016—. Nos tienen sin energía, sin alimentación […] Estamos aquí con un grito de socorro para que los crímenes contra los pueblos indígenas no queden impunes.