Acaba de fallecer a los 95 años, el hombre que logró demostrar al mundo que el perdón y la palabra son las mejores armas para luchar contra la violencia, la intransigencia y la injusticia. Hoy nos ha dejado una de las figuras más emblemáticas de la historia contemporánea. El hombre de la eterna sonrisa y la mano tendida; el símbolo de la libertad y el entendimiento. El hombre sencillo que caminó en pos de la utopía hasta conseguir alcanzar el sueño de la libertad para todo un país.
Nelson Mandela se ha ido rodeado de los suyos, y del cariño de todo un pueblo al que consiguió liberar de las cadenas del racismo y la opresión. De todo un pueblo, sí; de aquellos que le persiguieron y de los perseguidos. De todos los que, gracias a su ejemplo y valentía, fueron capaces de emprender juntos el camino hacia la convivencia pacífica.
"He andado ese largo camino hacia la libertad. He intentado no flaquear; he dado pasos en falso a lo largo del camino. Pero he descubierto el secreto de que después de escalar una gran colina, uno sólo descubre que quedan muchas más por escalar. Me tomé un momento para descansar, para robar una mirada de la maravillosa vista que me rodea, para mirar atrás a la distancia que he recorrido. Pero sólo puedo descansar un momento, pues con la libertad vienen las responsabilidades, y no me atrevo a detenerme, pues mi largo camino no ha terminado aún".
En Manos Unidas, que sabemos lo que es la lucha contra la injusticia, queremos, ahora que el premio nobel de la PAZ nos ha dejado, hacer nuestras sus palabras: “Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el significado de la nuestra”.
Descanse en paz Nelson Mandela. ¡Gracias!