Publicamos la versión completa de la entrevista al Rabino Jeremy Milgrom que se incluye en el número 188 del boletín de Manos Unidas, correspondiente al trimestre julio-septiembre de 2012. El Rabino Milgrom, cofundador de “Rabinos por los Derechos Humanos”, ha desempeñado diferentes cargos en distintas instituciones y congregaciones pero, sobre todo, ha trabajado por lograr una paz justa en Oriente Medio, siendo pionero en las asociaciones interreligiosas entre palestinos cristianos y musulmanes.
Jeremy Milgrom es un rabino nacido en Estados Unidos que ha vivido en Israel desde 1968. Ordenado en el Seminario Teológico Judío de América en Nueva York, ha desempeñado diferentes cargos en distintas instituciones y congregaciones pero, sobre todo, ha trabajado por lograr una paz justa en Oriente Medio. El rabino Milgrom ha ejercido papeles de liderazgo en los grupos de paz israelíes durante las últimas tres décadas. Orador frecuente en Israel y en el extranjero sobre la resolución del conflicto de Oriente Medio, ha sido pionero en las asociaciones interreligiosas entre palestinos cristianos y musulmanes, y veterano del ejército israelí, aunque se convirtió en pacifista después del nacimiento de su primer hijo y, finalmente, fue liberado de la reserva del servicio militar después de una lucha de ocho años.
En 1968, cuando tenía 15 años, dejó los Estados Unidos, junto con su familia, para vivir en Israel. ¿Cuáles fueron las razones?
En realidad, fui a Israel por mi cuenta, sin mi familia. Gané un concurso de Biblia y el premio era un viaje a Israel. Quería profundizar mi conocimiento sobre el pueblo judío, así que estudié en una escuela secundaria Yeshiva, donde se dan clases sobre materias normales cuatro horas al día, y se enseña el Talmud durante cinco. Después de un año en esa escuela, mi familia se unió a mí, se quedaron tres años y luego regresaron, mientras que yo me quedé. A pesar de que podría haber ido a una Yeshivá en los Estados Unidos, la oportunidad de estudiar en una en Israel fue muy importante, ya que mis padres nos criaron con una fuerte orientación hacia el Israel sionista.
¿Encontró en Israel lo que iba buscando?
Israel ciertamente proporciona a las personas como yo la oportunidad de profundizar en el conocimiento judío y de vivir una vida judía comunitaria más intensa, pero al final lo que me pasó fue que me di cuenta de que no estaba interesado, o que no era capaz de vivir en una burbuja judía, porque la situación de los ciudadanos palestinos de Israel y de los palestinos bajo la ocupación en Cisjordania y Gaza era de interés vital para mí. Había dejado los EE.UU. en 1968, feliz de alejarme de la guerra de Vietnam y la discriminación contra los negros, pero al final me di cuenta de que había problemas similares en Israel, del militarismo y la discriminación contra las minorías.
¿Cuál ha sido el papel de su familia en lo que usted es ahora, en sus convicciones?
El papel de mi familia ha sido, básicamente, de apoyo, aunque yo soy más crítico de la política de Israel y más de la ideología sionista de lo que son ellos. Siento que simplemente estoy aplicando los valores con los que me criaron...
¿Cuál es el papel que el Sionismo tiene en Israel?
La política del Gobierno en Israel se organiza en torno a las líneas sionistas: el mantenimiento de una mayoría judía y el intento de convertir a Israel en el centro de la vida judía en todo el mundo. Marc Ellis lo considera como el surgimiento de lo que él llama el judaísmo Constantiniano, es decir, el judaísmo fusionado con el poder estatal, y alejado de la idea del Reino de Dios.
Me gustaría preguntarle acerca de la organización “Rabinos por los Derechos Humanos”, que usted co-fundó. ¿Cómo empezó todo? ¿Cuáles son los objetivos? ¿Qué está logrando?
Nos pareció que una voz rabínica de la conciencia faltaba en Israel, una que llamara a la paz, al reconocimiento mutuo entre palestinos e israelíes, y promoviese los derechos humanos como un valor judío... Actualmente soy de lo que yo llamo la “oposición leal”, es decir, soy miembro, pero siento que la organización tiene que ir más allá del sionismo (que es lo mismo que hablar de nacionalismo judío) si quiere verdaderamente servir a los derechos humanos. Pero me alegro de que, por lo menos, siga haciendo algo en la dirección de sus objetivos originales.
Usted es uno de los mayores expertos en el conflicto de Oriente Medio, ¿cómo lo explicaría usted de una forma sencilla a los que no sepan mucho de política?
Hay muchas maneras de acercarse a este tema, yo voy a dar la mía: los judíos, que vivían en comunidades religiosas semi-autónomas en Europa, Norte de África y Asia islámica desde hace más de mil años (en algunos casos más de dos mil) se vieron influenciados por el nacionalismo y el colonialismo europeo, así como por la virulenta persecución antisemita y reclamaron Palestina como patria judía. Esto llevó a la marginación y el desplazamiento del pueblo palestino (musulmán y cristiano), la mayoría de ellos en el exilio desde 1948. Actualmente, algunos de los palestinos son ciudadanos israelíes, pero la mayoría de los que todavía viven en Palestina lo hacen bajo la ocupación militar israelí en Cisjordania, o en estado de sitio en Gaza.
¿Y hay una solución realmente posible y buena del conflicto que pudiera agradar a todos? ¿Qué se necesita para que las dos partes vivan allí felices?
La solución general, que tiene apoyo en todo el mundo, se llama “La solución de los dos Estados”: Israel se retiraría de Cisjordania y facilitaría el establecimiento de un Estado palestino, que consistiría en Cisjordania y Gaza. Esta solución requeriría la evacuación de más de medio millón de israelíes, que han sido establecidos en Cisjordania por el gobierno israelí a pesar de las repetidas advertencias de la ONU e incluso por el fiel aliado de Israel, los EE.UU., siendo ilegal. No creo que ningún gobierno israelí sea capaz de realizar estas evacuaciones, y no es probable que quieran vivir bajo normas palestinas, por lo que la solución de los dos estados no es muy práctica.
Lo que yo preferiría, es un estado bi-nacional en el que judíos y palestinos vivan en la asociación y renuncien a la idea de la autodeterminación, lo que básicamente significa una guerra demográfica sin fin en la que se impongan las reglas de la mayoría sobre la minoría.
Analizando el componente religioso del conflicto y del proceso de paz, ¿cuál es el papel de las religiones en esta situación y cuál es el verdadero papel que deberían jugar?
Las religiones han sido utilizadas para apoyar las estrechas demandas y los intereses de cada lado, pero la fe en el común de Dios de judíos y palestinos debe conducir a ambas partes a proteger la vida y procurar el bienestar de todos. La tierra no debe ser vista, ni como la Tierra Prometida ni como Dar al-Islam, sino como ambas.
Otro punto que me gustaría tratar es la educación, porque la solución del conflicto no está solo en el aspecto religioso o político, sino también en el educativo. ¿Qué puede hacer la gente por la educación? ¿Qué educación se está dando en las escuelas israelíes sobre este tema? ¿Se puede romper los esquemas mentales tradicionales antipalestinos en las nuevas generaciones?
Hay docenas, si no cientos, de grupos amantes de la paz, que tienen por objeto proporcionar a jóvenes israelíes una perspectiva humanista, pero hay que recordar que el sistema también tiene que preparar a los jóvenes para el ejército, donde están obligados a pasar tres años (las mujeres, 20 meses), y muchos de ellos pasan más tiempo de militares que con el uniforme de la escuela. Los profesores sienten que deben fortalecer su patriotismo y, en general, es poco probable que vayan más allá.
En el campo de la parte política del conflicto, mirándolo desde fuera, parece que los israelíes son siempre los "malos", porque tienen el poder y Estado oficial... pero la gente de Palestina también está haciendo cosas mal...
Como pacifista, que no sólo debo rechazar la lucha armada por poco práctica, sino también por inmoral. Me alegro de que los palestinos estén organizando, cada vez más, una resistencia no violenta, que Israel está tratando de romper, porque para ellos es muy difícil superar la desconfianza y el temor creado por un siglo de la violencia palestina.
Usted es israelí y, sin embargo, defienden el retorno de los palestinos a sus tierras expropiadas y el fin de los asentamientos.
Hay muchos israelíes, quizás a la mayoría, que sienten que esa es la única manera de lograr la solución de los dos estados, sin embargo, los colonos tienen un lobby muy fuerte, y la mayoría de los israelíes no se sienten urgencia alguna por llegar a una solución, por lo que deja a los colonos con la suya.
Desde el trabajo de unidad y acercamiento entre israelíes y palestinos hecho por el presidente Clinton, los EE.UU. parecen seguir jugando un papel importante en este campo. ¿Qué piensa usted, como americano de nacimiento y al mismo tiempo israelí sobre el papel de EE.UU. en el pasado, presente y futuro?
Solo diré que llevo dos pasaportes, y estoy avergonzado de los dos.
¿Cómo percibe la preocupación de los gobiernos internacionales sobre el conflicto?
Nada seria.
¿Qué papel tienen, en la situación actual y en el conflicto, los países vecinos?
Jordania y Egipto han firmado tratados de paz con Israel, y juegan roles moderados, sin embargo, Israel está constantemente preocupado por la hostilidad de los partidos islamistas. Arabia Saudita ha llegado con un plan de paz razonable, y los estados del Golfo y Marruecos también han mostrado su disposición a ayudar. En Túnez, Libia, Yemen y Siria hay demasiado derramamiento de sangre e inestabilidad, pero en este caso, Israel no debe sentirse amenazada. Lamentablemente, Israel está más preocupado por mantener sus buenas relaciones con los Estados Unidos, como si fueran una isla frente a la costa de Nueva York, y no muestra ninguna inclinación a reconocer la realidad en el Oriente Medio, donde la cultura dominante y todos sus vecinos son árabes.
Usted vino a Manos Unidas con motivo de la presentación de nuestra Campaña 53, junto con Alicia Vacas, y nos habló, entre otras cosas, acerca del trabajo con la comunidad beduina, junto con los que lleva desempeñando una labor desde hace más de 15 años frente a los abusos del Estado de Israel. ¿Podría resumirnos su situación y lo que el futuro les podría traer?
Se trata de una población indígena despojados de su tierra y su cultura, tratados como los inmigrantes europeos que llegaron a América trataron a los indios. Han dejado de ser pastores, son parte del proletariado, y se les niegan una vivienda adecuada, la formación profesional, guarderías y atención médica. Alicia Vacas hace un trabajo increíble para ayudar con las dos últimas categorías, pero queda mucho más por hacer.
¿Cuál ha sido, y es ahora, si es que todavía continúa, su trabajo de cooperación con las Naciones Unidas?
La ONU gestiona el UNRWA (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina), que se ocupa del bienestar de los refugiados, proporcionando servicios médicos básicos, el funcionamiento de escuelas en algunas áreas y la distribución de alimentos secos de forma mensual. Los beduinos con los que trabajamos son los refugiados que reciben alguna ayuda de la UNRWA, pero su status quo es inaceptable, y el mundo no lo sabe ni le importa, por lo que debo decir que la ONU ha fallado con respecto a los beduinos.
Por último, fuera del foco de la entrevista, me gustaría preguntarle acerca de los disturbios que tuvieron lugar en el mundo árabe. ¿Qué piensa usted al respecto?
Además de lamentar la terrible pérdida de vidas y dudar sobre si quien ascenderá al poder podrá mejorar la suerte de la gente común, estoy convencido de que hay intereses extranjeros, económicos y políticos detrás de muchos de los rebeldes -¿cómo podrían, sino, los rebeldes libios volar aviones?-. Me imagino que el control del petróleo de Oriente Medio sigue siendo una de las principales preocupaciones del mundo, y no tanto el salvar las vidas de los oprimidos.