La diócesis de Bangassou ha sido atacada por rebeldes islamistas. Su obispo, monseñor Aguirre, nos lo cuenta desde la RCA. Son dos cartas, fechadas con una diferencia de tres días, en las que informa de cómo el terror y la angustia han hecho presa de una población hastiada de conflictos y violencia.
Las misivas del obispo español son una la crónica de un ataque anunciado… Tres días en los que un peligro que, en algún momento pareció alejarse, terminó por hacerse presente con su carga de odio y destrucción.
La ya de por sí difícil vida en el peligroso país donde reside desde hace décadas, se ha convertido en una pesadilla desde la irrupción en el conflicto de grupos islamistas radicales.
En su primera misiva, fechada el diez de marzo, daba ya cuenta de la angustiosa situación en la que se encuentran desde el pasado de mes de diciembre. “La llegada de un grupo de rebeldes islámicos que han querido tomar el poder, han ocupado las principales ciudades del país y han bloqueado la ruta desde Bangui hasta cerca de Bangassou, nos ha asfixiado y aún continúa desde entonces”.
Los rebeldes, vienen en grupos desde Chad, con la única intención de hacerse con el poder. Son cinco grupos conocidos como La Selaka, que tienen como misión instaurar un gobierno islámico en la RCA.
“Desde diciembre no tenemos carburante, ni medicinas, ni alimentos en las tiendas... todo cuesta una fortuna y atravesamos la estación seca con mucho calor y un poco de angustia", explica el misionero.
Ese mismo día el peligro, que casi llegaron a tocar con los con los dedos, pareció, ilusoriamente, alejarse: "Los rebeldes llegaron a estar a 30 km. de la diócesis con la intención de atacar Bangassou. Felizmente, después de que yo hablé en RFI, no llegaron a entrar en el último instante y los militares de Centroáfrica, que llegaron "in extremis" a Bangassou, los fueron rechazando hasta 400 Km de aquí…”.
"Aún seguimos asfixiados pero, por el momento, hemos evitado el saqueo, las violaciones, las agresiones y robos y la destrucción de muchos edificios que ya realizaron en otros sitios”, relata aliviado.
Pero, en la carta fechada el 13 de marzo, monseñor Aguirre da cuenta de la noticia: la diócesis ha sido atacada y saqueada. “Y justamente ayer, anuncia, un destacamento escindido de los rebeldes han venido hasta Bangassou, y la han tomado después de 5 horas de lucha con los militares presentes en Bangassou. Desde que han entrado se han cortado las comunicaciones. Sabemos que nos han cogido 5 coches de la misión y se han ido por la ruta del este a perseguir a los soldados que huían”.
Después, los rebeldes continuaron su camino de destrucción: “Han entrado en la misión de Rafai, a 150 km. de Bangassou esta mañana, han robado el coche de la misión y se han vuelto a poner en camino hasta la siguiente que se llama Zemio, una zona muy peligrosa donde la LRA (Ejército de Resistencia del Señor) está martirizando a la población desde hace 6 años”.
Por ahora, parece que no hay que lamentar víctimas personales por los ataques, pero no se sabe hasta cuándo será así. Ningunos de los religiosos con los que él ha tenido contacto tiene la menor intención de abandonar la zona. Tampoco él.
“Acabo de hablar con la religiosa peruana que está en Zemio y me ha dicho que será prudente pero que no tiene miedo, que si quieren robar que se lleven lo que quieran pero que ellas la misión no la abandonan. Los 3 padres centroafricanos están también allí aguantando el chaparrón”.
“(…y) luego me querría volver a Bangassou el jueves con una avioneta del PAM a seguir allí junto a mi gente hasta que los rebeldes liberen la carretera y se vuelvan por donde han venido”.
El obispo cordobés, lamenta también la indiferencia de Occidente: “No se cómo Francia no ha querido saber nada aquí porque un gobierno islámico jihaddista como es éste inflamará toda la zona. ¿Por qué Malí si y RCA no?
Desde que llegaron no ha habido ni ley ni construcción ni orden, sino que han traído el desorden, la violencia, la destrucción… “¿Hasta cuándo durará esto?, se pregunta