Sembrar desarrollo para cosechar justicia

En la parte oriental de Uttar Pradesh (India) un 82 % de las familias agricultoras disponen apenas de un acre de tierra. El trabajo de los Servicios Sociales de la Diócesis de Gorakhpur, socio local de Manos Unidas, está permitiendo a las comunidades mejorar sus cosechas de forma sostenible. La mujer tiene en todo el proceso un papel fundamental a través de su participación activa en las distintas organizaciones comunitarias.

Uttar Pradesh es el estado con mayor número de habitantes de la India -unos 200 millones de personas- y ocupa uno de los últimos puestos en cuanto a desarrollo humano: el 40 % de su población vive bajo el umbral de la pobreza y está quedándose atrás en indicadores como la tasa de mortalidad infantil y la esperanza de vida. A este escenario se añade un sistema de castas que, aunque abolido por la Constitución del país, se practica de facto y excluye a millones de personas que, por su condición de «intocables», viven sumidas en la marginación y la pobreza.

Los Servicios Sociales de la Diócesis de Gorakhpur (PGSS) iniciaron su trabajo en esta zona en 1986 con un enfoque integral. Llevan, por tanto, más de treinta años luchando por crear una sociedad más justa e igualitaria, en la que se escuche la voz de los «descastados». A través de programas sanitarios, educativos, sociales y agrícolas, trabajan día a día para mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos. Manos Unidas les acompaña en este trabajo desde hace veinte años, con la enorme alegría de ver los frutos -lentos pero seguros- de tanto esfuerzo y de poder apreciar la profesionalidad, entrega y cariño que el equipo pone en cada paso que da.

En la parte oriental de Uttar Pradesh, casi lindando con Nepal, un 82 % de las familias son pequeños agricultores que disponen apenas de un acre de tierra y, a pesar de que la tierra es fértil y los recursos de agua abundantes, los cultivos no son tan productivos como cabría esperar debido especialmente al alto coste de los recursos externos: semillas, fertilizantes y pesticidas. Además, la producción es estacional, lo que obliga a muchas familias a abandonar sus tierras en busca de oportunidades de trabajo en las grandes ciudades. Todo esto, junto a los niveles de analfabetismo, supersticiones y bajo estatus de la mujer, configura un contexto económico y social muy difícil.

Desde PGSS están volcados en apoyar a estas comunidades para que puedan mejorar sus cosechas de manera sostenible. Tras sucesivas intervenciones, en más de 75 aldeas se ha logrado que los agricultores se organicen en federaciones que gestionan bancos de semillas, unidades de producción de abonos y pesticidas orgánicos. La población está accediendo a programas y beneficios oficiales. Muchos granjeros están poniendo en marcha técnicas orgánicas de cultivo y las familias han incrementado sus ingresos gracias a fondos rotativos de ganado.

Un futuro sostenible para la región

Actualmente, están dando un paso más allá: la producción orgánica sostenible y certificada por una agencia externa permitirá la comercialización de sus productos ecológicos bajo una misma denominación comercial. Con el proyecto, esperan organizar a más de 3.000 agricultores en 50 grupos para que obtengan un medio sostenible de vida basado en métodos ecológicos de cultivos tradicionales y actividades agrícolas afines: manejo del ganado, floricultura, apicultura y cultivo de hortalizas, hongos, plantas medicinales y aromáticas.

India - Foto Marta Isabel González Manos Unidas

 En palabras del padre Varghese Thomas, director de PGSS, «estos agricultores han logrado tener su pequeña parcela de tierra y la cultivan con productos orgánicos. Como no usan pesticidas ahorran dinero y después venden su trigo o arroz en la ciudad. Estas intervenciones están creando una conciencia de gestión de recursos que supone un pequeño paso hacia un enfoque de equilibrio medioambiental y están contribuyendo al fortalecimiento de las comunidades, especialmente de las mujeres». La mujer tiene en todo el proceso un papel fundamental, pues el programa incide directamente en su participación activa en las distintas organizaciones comunitarias, sembrando con sus propias manos las bases del desarrollo y de un futuro mejor en la región.

Texto de Ana Cárcamo, Departamento de Proyectos de Asia.
Este artículo fue publicado en la Revista de Manos Unidas nº 203 (junio-septiembre 2017).

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