Una de las principales amenazas que se cierne sobre la Amazonía es la deforestación ocasionada por la tala indiscriminada y la quema de millones de hectáreas de suelo.
Algunos estudios han calculado que este año, la región habría perdido casi un tercio de la vegetación actual. Los incendios derivados de la deforestación son otra gran amenaza.
Según un estudio en Environmental Research Letters (10 de mayo): "La expansión agrícola en la Amazonía (...) podría volverse contraproducente hacia 2050, afectando al medioambiente, la economía y la productividad". Se ha llegado a esta conclusión al analizar los efectos del uso del suelo sobre el clima de la región. Para estimarlo, los investigadores simularon varios escenarios, continúa el informe:
«El primero está basado en el mapa de deforestación de 2002, que presupone el fin de la deforestación en la Amazonía; el segundo considera que los actuales índices de deforestación permanecen iguales hacia 2050 y no se crean nuevas áreas de conservación; y el tercero asume que se implementa una legislación ambiental en la cuenca amazónica. Según el análisis, la expansión agrícola prevista en el segundo y tercer escenario desencadenará consecuencias climáticas que reducirán las lluvias, afectando las plantaciones y el uso del suelo. Esto podría disminuir la producción agrícola de la región entre 24 y 33 por ciento hacia 2050».
Este tipo de agricultura genera una mayor contaminación para el medio ambiente en general; requiere de grandes inversiones para acceder a las maquinarias; conlleva un alto consumo de energía y combustibles; al darse, sobre todo, en países menos desarrollados, es menos inclusiva; por último, requiere el empleo de productos agroquímicos que pueden suponer un riesgo para la salud.