Manos Unidas trabaja a través de dos líneas complementarias: el acompañamiento y apoyo a las comunidades empobrecidas a través de proyectos de cooperación, y la educación para el desarrollo con la que tratamos de concienciar, sensibilizar, formar y animar al compromiso de la sociedad española.
Durante 2021, pusimos el foco en la urgencia de buscar juntos el bien común como guía para construir un mundo más justo y solidario. El bien común es el que beneficia a todas y cada una de las personas. Promover el bien común significa sumarnos al esfuerzo colectivo por establecer las condiciones estructurales que determinan un presente y un futuro esperanzador para todos, en un entorno humano digno que nos permita, sin exclusión, disfrutar de nuestros derechos de manera efectiva.
Creemos que la solidaridad es un requisito indispensable, como forma de compromiso con los demás, y que, en base a la interdependencia entre personas, pueblos o naciones, consiste en un compartir para que el otro, hombre o mujer, pueda disfrutar de las mismas condiciones para una vida digna.
Por eso, a través de nuestro trabajo de educación para el desarrollo y de nuestra Campaña «Contagia solidaridad para acabar con el hambre», nos empeñamos en generar una «cultura de la solidaridad», una «civilización de amor» comprometida en la lucha contra la pobreza y la exclusión, desde la promoción de las «condiciones de vida digna» que marca el bien común.
El pasado año, la pobreza, la desigualdad y el hambre que padecen cientos de millones de personas en el Sur, se vieron agravadas por la COVID-19. Por esta razón, redoblamos nuestros esfuerzos y nuestra responsabilidad compartida para poner a salvo la dignidad de las personas, colaborando solidariamente para defender el bien común y los derechos fundamentales de todos los seres humanos, construyendo comunidades en las que «nadie se quede atrás».