El Salvador ha dejado de ser un país tradicionalmente agroexportador para convertirse en un país de industria maquiladora e importador de productos alimenticios básicos. Los campesinos pobres han sido desplazados hacia zonas poco productivas generando un alto riesgo alimentario. El proyecto se ejecutará en una zona catalogada de pobreza extrema por el gobierno y busca implantar métodos de cultivo que garanticen una agricultura sostenible que no contamine los acuíferos y proteja el suelo, impulsando la comercialización para generar pequeños ingresos económicos que ayuden a las familias a fortalecer su pequeña economía. Todo ello bajo un enfoque de derechos que los dignifique como personas. Son familias solidarias que se comprometen a ayudarse entre sí, priorizando aquellas familias en las que la mujer es la cabeza del hogar. La aportación del socio local es muy importante.