Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.
El proyecto se lleva a cabo en cinco comunidades transfronterizas de la República Dominicana: Cruz de Cabrera y Rancho Pedro (municipio Restauración, provincia Dajabón), Catanamatía y Yakaweke (Las Matas de Farfán, provincia San Juan), y Los Arroyos (Polo, provincia de Barahona). Estas áreas tienen una topografía montañosa y un clima tropical, con lluvias intensas y sequías prolongadas. Todas están en zonas rurales de difícil acceso, a más de 10 km del municipio más cercano, accesibles solo por transporte privado, motocicleta y caballo. Las comunidades dependen de la agricultura, enfrentando desafíos socioeconómicos y ambientales que afectan la calidad de vida. Presentan altos niveles de pobreza y vulnerabilidad, con una tasa de desempleo alta, especialmente entre mujeres y jóvenes. La mayoría se dedica a la agricultura de subsistencia y trabajos informales, con ingresos que no siempre garantizan la seguridad alimentaria. La población es diversa en edad y etnia, con muchas familias campesinas y pequeños productores. La migración de jóvenes a zonas urbanas ha dejado una población mayormente envejecida. Las condiciones de vida son precarias. Muchas viviendas carecen de acceso a servicios básicos como agua potable, electricidad y saneamiento. Las instalaciones de salud y educación son limitadas y a menudo están sobrecargadas, dificultando el acceso a atención adecuada y educación de calidad, perpetuando el ciclo de pobreza y exclusión social. El medio ambiente es vulnerable por prácticas agrícolas insostenibles y el cambio climático. El uso excesivo de agroquímicos y la deforestación han degradado el suelo y contaminado el agua. La región es susceptible a fenómenos climáticos extremos que afectan la producción agrícola y ponen en riesgo la seguridad alimentaria. Políticamente, la región ha recibido atención limitada y la descentralización administrativa ha dejado a los gobiernos locales con recursos insuficientes. Socialmente, hay una estructura comunitaria fuerte, pero una cultura patriarcal limita las oportunidades para mujeres y jóvenes. El proyecto, de 13 meses, beneficiará a 732 personas (403 mujeres y 329 hombres) de 183 familias de pequeños agricultores. Aborda la inseguridad alimentaria y busca incrementar la resiliencia a través de: (1) Sistemas productivos sostenibles y adaptados al cambio climático, (2) Estrategias para la gestión del riesgo de desastres, y (3) Prácticas de equidad de género transformadoras para disminuir la violencia de género y promover relaciones colaborativas. Las actividades principales incluyen la producción agroecológica y de proteína animal para el autoconsumo, capacitación técnica en adaptación agrícola, grupos de auto ahorro y préstamo, formación en gestión del riesgo de desastres, equipamiento de redes comunitarias, reparación de un almacén para emergencias, y capacitación en masculinidades pacíficas y constructivas.
La viabilidad y sostenibilidad del proyecto se aseguran con un enfoque participativo y colaborativo, con las comunidades beneficiarias activamente involucradas en todas las etapas.
Cáritas Dominicana lidera el proyecto en colaboración con las Cáritas diocesanas de Mao-Montecristi, San Juan de la Maguana y Barahona, con apoyo de Cáritas Española, alcaldías y los Ministerios de Agricultura, Medio Ambiente, de la Mujer, INFOTEP y Defensa Civil.
Manos Unidas contribuirá con el 71% del presupuesto, destinado a reparación, herramientas, suministros, personal, facilitadores especializados, manutención, desplazamientos y funcionamiento. El 29% restante será aportado por los participantes (espacios para reuniones y transporte) y el socio local (personal, dietas y mantenimiento de vehículos).
El proyecto se orienta a los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) nº 2 "Hambre Cero", nº 5 "Igualdad de Género" y nº 13 "Acción por el Clima".
Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.