Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.
El proyecto se desarrollará en el Departamento de Santa Ana, occidente de El Salvador, concretamente en 8 comunidades de los municipios de Candelaria de la Frontera y Santa Ana. Se encuentran en el corredor seco y sufren una alta vulnerabilidad climática, erosión, falta de agua y un suelo empobrecido que sólo permite la agricultura de subsistencia.
Estas comunidades presentan niveles muy elevados de pobreza y están muy abandonadas de la acción del Gobierno. El 90% de las parcelas están en suelos inclinados y son pequeñas, con suelos erosionados y muy castigados por las sequías.
La población vive con unos 5 dólares al día y carece de formación, por lo que es frecuente la emigración a la vecina Guatemala para las campañas temporeras.
Cáritas Santa Ana, especialista en desarrollo sostenible y con presencia permanente en estas comunidades, solicita el apoyo de Manos Unidas para poner en marcha un proyecto que busca mejorar el nivel de vida de 125 familias de agricultores mediante la producción de alimentos sanos que fortalezcan su seguridad alimentaria mediante técnicas agroecológicas resilientes al cambio climático, con el fin de lograr el máximo aprovechamiento de los recursos propios y cuidando del medioambiente. Se trata de unir esfuerzos para poder llevar una vida digna en el campo.
El proyecto contempla dos ejes, el primero es la producción agropecuaria sostenible, que incorpora rescate y almacenamiento de semilla criolla, introducción de cultivos de plátano y guineo, producción de productos orgánicos en pequeñas fábricas para su venta y distribución, producción pecuaria de especies menores (gallinas) y mayores (vacas), y ensilaje para alimentación del ganado de forma sostenible. La producción pecuaria es muy adecuada por el terreno y el tamaño de las parcelas aplicando sistemas silvopastoriles, y todo ello usando recursos locales y protegiendo el suelo, agua y bosque como medidas de protección del medioambiente.
El segundo eje contempla la escuela de promoción campesina para dejar instaladas en las comunidades las habilidades y destrezas necesarias para el seguimiento agropecuario de las familias, la creación de una organización campesina intercomunitaria y la puesta en marcha de iniciativas de economía social (comercialización de productos como abonos, huevos, leche y plátanos).
El proyecto beneficiará a 625 personas con un gran impacto en sus comunidades. El socio local aportará para personal y funcionamiento el 10%, y los beneficiarios mano de obra e insumos un 6%.
Se trata de mejorar la vida de los campesinos, promoviendo una agricultura y ganadería que les proporcione más rendimiento.
Respecto a los beneficiarios, son unas 625 personas pertenecientes a 125 familias, compuestas por un promedio de cinco personas. Son agricultores de escasos recursos económicos, que la mayoría carece de estudios y no saben leer ni escribir, pero esto no es una limitación para aprender la ejecución del proyecto que mejore sus conocimientos en agroecología. La religión que predomina es la católica. Sus costumbres están marcadas por la celebración de sus fiestas patronales, con carreras de cintas, el baile de "los viejos" caricaturizados y bailes con marimba.
Los beneficiarios participarán en las distintas fases del proyecto: identificación, participación, y difusión. Desde el primer momento se ha llevado a cabo una metodología participativa, analizando la realidad, estudiando la situación de la zona y los problemas que les atañen. Cabe destacar la participación de la mujer, y su empoderamiento, en zonas marcadas por el machismo.
Para empezar se lleva a cabo la formación de los promotores en la producción agroecológica, se establecerán parcelas demostrativas de semillas criollas de maíz, arroz, soya y hortalizas.
También se incluyen parcelas agrosilvopastoriles, que combinan especies mayores con diversos tipos de pastos en zonas con árboles forestales y frutales. Se enseña también como proteger los suelos con barreras vivas y acequias de humedad o retención, e introduciendo abonos verdes para fertilizar los suelos.
Se contempla también la instalación de tres pequeñas fábricas de insumos orgánicos, y la construcción de tres cámaras térmicas con plástico para el cultivo de plátano y guineo.
Respecto a la ganadería, se capacita en el manejo de animales de especies menores con el fin de diversificar su alimentación. Y sobre especies mayores, también se capacita sobre su manejo y se organizan silos de pasto para alimentarlos.
Es importante destacar que todas las actividades se realizan teniendo en cuenta la equidad de género, para salvar un problema que afecta mucho a las mujeres de esta zona.
Cáritas de Santa Ana, ha trabajado desde hace 20 años en la construcción del desarrollo rural, tomando como base el evangelio. Fruto de esta experiencia se constata que para realizar cambios en la vida de las familias de las zonas vulnerables hay que promover su desarrollo, rescatar sus raíces, sus saberes, y que lo que principalmente importe sean ellos.
Caritas de Santa Ana trata de realizar acciones conjuntas con distintos organismos para mejorar la vida de los campesinos. Se apoya en las Alcaldías Municipales para fortalecer la seguridad alimentaria, y en Protección Civil para actividades de educación y concienciación para mejorar las organizaciones comunitarias. También se está en coordinación con el Programa de Fitomejoramiento impulsado por el Ministerio de Agricultura y con la Escuela Nacional de Agricultura para la capacitación de pequeños productores de especies mayores.
El proyecto contempla la promoción de la mujer en una zona con problemas de machismo.
Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.