Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.
La mitad de los accidentes por explosión de mina en Camboya afectan a niños y mujeres. El proyecto apoya el programa educativo en zonas rurales remotas del país, con especial incidencia en el acceso a la educación de los niños discapacitados.
Camboya cuenta con una población aproximada de 15 millones de personas, siendo el 50% menor de 18 años. El 35% de la población está por debajo del umbral de pobreza y el 15% vive en situación de pobreza extrema, elevándose hasta el 42% en las zonas rurales. Un 40% de las familias no pueden producir lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas, viviendo en la miseria o en riesgo de caer en ella. El problema de las minas anti-persona es uno de los más importantes del país, dada la gran cantidad de accidentes que a día de hoy se siguen produciendo y el largo rastro de mutilados que éstas han dejado en los últimos 30 años. Actualmente un 98% de las víctimas son civiles y solo un 2% son víctimas militares. La mitad de los accidentes por explosión de mina en Camboya afectan a niños y mujeres.
El sistema educativo camboyano sigue el modelo francés, con 6 años de escuela primaria,3 años de escuela secundaria y 3 años de escuela superior. La realidad de la educación actual en Camboya nos indica que sólo la gente con recursos económicos propios puede mantener la escolarización de sus hijos durante toda la vida escolar. Sólo el 33% de los alumnos consigue completar el 6º curso de primaria. Los principales motivos de abandono de los estudios una vez se termina el ciclo de educación primaria los costes de la educación secundaria, que son mayores que los del ciclo anterior, y que los alumnos tienen ya una edad suficiente para empezar a trabajar, bien en el cuidado del resto de hermanos, permitiendo ir a trabajar a sus padres, o bien trabajando ellos mismos obteniendo los ingresos suficientes para mantener a la familia. Los padres, acuciados por la necesidad de conseguir alimentos en el día a día, no son conscientes de la gravedad que supone el abandono escolar. Además, los niños pobres de áreas rurales se introducen en zonas minadas en busca de alimentos o madera para vender, con el consiguiente riesgo de sufrir un accidente.
El proyecto apoya el programa educativo en zonas rurales remotas que desarrolla nuestro socio local, la Prefectura Apostólica de Battambang, con especial incidencia en el acceso a la educación de los niños discapacitados y que tiene 4800 beneficiarios directos. La aportación de Manos Unidas se dirige a financiar la adquisición de equipos y material escolar, la rehabilitación y reconstrucción de una escuela rural, los salarios de educadores y el apoyo a los profesores, con quien venimos trabajando desde hace tiempo, con resultados muy positivos. La aportación local consiste en el trabajo de los voluntarios de la Prefectura Apostólica de Battambang, a cuyo frente está Monseñor Enrique Figaredo, especialmente de los equipos de coordinación y gestión del proyecto y de apoyo educativo.
Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.