Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.
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La región de Ruvuma, de la que forma parte Mbinga, donde se ubica este proyecto, en el sur de Tanzania, es de tradición agrícola, con el 90% de su población residente en áreas rurales. Se cultiva sobre todo maíz y además mandioca, arroz, patatas, sorgo, café, tabaco, etc. Hay también explotaciones mineras. La tasa de desempleo entre los jóvenes es alta, debido entre otras cosas a la falta de educación superior y en el caso de las mujeres, a la tradición de dedicarse a las actividades domésticas. La educación en las escuelas la iniciaron los misioneros católicos cuando llegaron a la región en 1898. Después, en 1974, el gobierno estableció su programa de educación primaria obligatoria. La mayoría de escuelas secundarias son todavía privadas, sobre todo pertenecientes a congregaciones. Se registran más alumnos que alumnas, ya que existen más escuelas que admiten a chicos internos, y también muchos estudian en seminarios. La escuela secundaria De Paul se estableció inicialmente en el año 2006 como prescolar y primaria y en el año 2013 añadieron también los cursos de secundaria. Los alumnos de secundaria, que disponen de menos escuelas, acuden de pueblos en una región muy extensa, lo que les impide ir y volver todos los días a la escuela. Por esto, recientemente se ha construido un internado con 2 dormitorios para chicas, y se está construyendo otro para chicos. La capacidad total de alumnos internos será de 200 chicos y 200 chicas, de 13 a 17 años. El problema al que se enfrentan con el creciente número de alumnos y alumnas internos es la falta de un espacio apropiado para hacer las funciones sobre todo de comedor y una cocina y almacén donde guardar la comida. Por este motivo, el socio local, la congregación de los Vicentianos, solicita la colaboración de Manos Unidas para la construcción y el equipamiento de un edificio que tendrá una superficie total de 298 m2, incluyendo el comedor, la cocina y el almacén, que dará servicio además al resto de alumnos externos de la escuela, ya que servirá como sala de estudio, para reuniones de padres y profesores, asambleas, actos, celebraciones, etc. Con ello, se mejoraría el entorno de aprendizaje y las condiciones de nutrición e higiene para los alumnos. La duración del proyecto es de 18 meses. La aportación de Manos Unidas cubriría el 56% del coste total del proyecto, mientras el Socio Local contribuiría con parte de los gastos de la construcción y con el equipamiento y mobiliario, suponiendo el 44% del coste total. Al finalizarse el proyecto, la congregación se ha comprometido a incluir una partida en su presupuesto anual que cubriría los costes de funcionamiento y mantenimiento del comedor. El proyecto beneficia directamente a 497 personas (alumnos y profesores de la escuela) e indirectamente a sus familias y a toda la comunidad, unas 2.400 personas.
Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.