PROYECTO 2020-2021 SOCIOS (XI)

Favorecer la reinserción social y autonomía de enfermos mentales en Kinshasha

Nos situamos en la RDC, en la capital, Kinshasa. Hay dos estaciones climáticas al año, una de lluvias y otra seca. Es una megalópolis de más de 24 comunas y algo más de 13 millones de habitantes, en la que reina el caos por el tráfico, que la convierte en impracticable en algunos barrios, sobre todo en periodo de lluvias, ya que las carreteras desparecen para dar paso a barrizales infranqueables. Los núcleos urbanos se han construido sin plan urbanístico. No hay red de saneamiento. Su población se ha multiplicado notablemente por el crecimiento demográfico del país y por el exacerbado éxodo rural causado por los conflictos y la inseguridad alimentaria que padecen. Hay mucho paro entre la población. Es habitual ver a gente viviendo por las calles sin medios para conseguir una vivienda digna. Abundan las madres solteras, niñas muchas veces, expulsadas por sus familias, sin hogar, estigmatizadas. Muchas de ellas se hunden emocionalmente y caen en depresión. No tienen medios ni formación para asumir la maternidad. La depresión y la enfermedad mental, en la RDC son considerados como algo maligno e imposible de curar. Las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón, dedicadas al acompañamiento de enfermos mentales, se instalan en el país en 1989 y en 1991 empiezan a trabajar con dichos enfermos en un centro ubicado en Matete, llamado TELEMA, que significa Levántate. Es una Institución Psiquiátrica Ambulatoria, que dispone de farmacia especializada y cuenta con 23 profesionales, entre médicos, enfermeros y asistentes varios. En el centro tratan depresiones, esquizofrenias, ansiedades, bipolares y otras. Atienden a más de 30.000 paciente/año, procedentes de la RDC y de países vecinos, al ser el único centro de referencia de África Central. Algunos de ellos deben desplazarse a pie más de 20 km. También rescatan a enfermos de la calle, discriminados socialmente, que consiguen reintegrar en sus familias una vez sanados, realizando un serio trabajo de concienciación. Los enfermos reciben atención médica y psicológica, pero tambien algunos se rehabilitan en un taller de ergoterapia, donde mediante el apoyo psicológico y el trabajo manual logran reinsertarse social y familiarmente. No sólo mejoran mentalmente sino que además obtienen unos beneficios para sus propios gastos, cediendo una parte para el autofinaciamiento de los talleres. La demanda de la asistencia psiquiátrica ha ido aumentando de manera que las instalaciones actuales han quedado pequeñas. Por ello están construyendo otro centro en un barrio distinto para dar mayor alcance a sus actividades. Ya en 2014 erigieron, gracias a un benefactor particular, unas dependencias en las que habitan y atienden a pacientes externos, llegando a 14.000 consultas en 2017. El Hospital, dedicado a las enfermedades mentales, está prácticamente terminado pero necesitan apoyo para la construcción de los nuevos talleres. Por ello solicitan la colaboración de Manos Unidas para la construcción, en 6 meses, de un bloque que consta de 2 salas/taller, 2 despachos, cocina, almacén y aseo, donde realizarán actividades manuales y culinarias. El socio local y los beneficiarios aportan el 23% en construcción y equipamiento y Manos Unidas el 77%. El proyecto, sostenible y económicamente viable gracias a los ingresos procedentes de los productos que fabrican y venden, contribuirá a que 70 enfermos mentales mejoren, se reinserten en sus familias y en la sociedad. Aprenderán un oficio con el que contribuirán a financiar sus gastos de primera necesidad. Responde a los ODS:1 fin pobreza, 3 salud, 10 desigualdades

Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.

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