Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.
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Hasta ahora, en toda la historia de América Latina no se había dado un flujo migratorio interno tan grande como es la migración venezolana, que se ha hecho presente prácticamente en todos los países de la región, siendo Brasil uno de los principales receptores de estos flujos migratorios a pesar de la barrera idiomática. Los datos actuales indican que la migración venezolana desde el año 2016 no ha dejado de crecer, y esta tendencia parece mantenerse o aumentar en el año 2020. Se estima que actualmente existen más de 45.000 venezolanos en Boa Vista, de los cuales solamente alrededor de 6.500 están en albergues temporales de ACNUR, el resto han encontrado maneras de vivir en la ciudad, pero se tiene la alarmante cifra de 2000 personas que actualmente viven pernoctando en la calle, muchos de ellos en las instalaciones de la Rodoviária Internacional de Boa Vista, (terminal de autobuses), donde la dinámica establecida por las autoridades gubernamentales es dejarles pasar solamente la noche, obligándoles a salir de estos lugares antes del amanecer para luego recibirles nuevamente por las noches, esta es la dinámica tan dura y hasta cruel con la que tienen que convivir la población migrante. La niñez y los adolescentes representan en la actualidad aproximadamente el 45% de toda esta población, con lo cual, son los que más sufren esta situación alarmante en términos de seguridad; ni qué decir de educación y salud, ya que no están escolarizados, salvo algunas excepciones. En este difícil contexto trabaja Fé y Alegría Brasil, quienes, en estrecha relación con la diócesis de Roraima y otras entidades de la Iglesia, están intentando dar una respuesta humanitaria y de desarrollo frente a esta alarmante situación. Para ello se proponen desarrollar un programa educativo, nutricional y de protección de derechos para 750 niños y niñas de nacionalidad venezolana principalmente, que están en situación de movilidad humana en Boa Vista; para ello, en el lapso de un año, se encaminarán acciones socioeducativas mediante la atención de educadores con el objetivo de favorecer su inserción socioeducativa y minimizar el impacto de la migración y su situación de calle. También se realizarán acciones de refuerzo alimentario y nutricional y se apoyará y asesorará a sus familias para que accedan al sistema público de protección de derechos. Para ello solicitan apoyo a Manos Unidas para sufragar la mayor parte de los costes de alimentación, educadores y material escolar (95%); mientras que el socio local se ocupará básicamente del personal administrativo (5%). Los beneficiarios directos son 750 niños y niñas venezolanos.
Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.