Tras la finalización del Sínodo y la publicación de su documento conclusivo, desde Manos Unidas queremos hacer una valoración, aun con todas las limitaciones del caso, pues no conocemos cómo se desarrollará en una posible Exhortación del papa Francisco ni en la práctica de la Iglesia en la Amazonía.
El Sínodo ha supuesto el inicio de un proceso de conversión, guiada por el Espíritu, para que la Iglesia esté más cerca de los que más sufren los abusos y las violencias, dando a estas comunidades la respuesta de amor del Evangelio. Una respuesta a los problemas reales que se viven en la selva amazónica y en las ciudades de esta región: la grave situación de las poblaciones migrantes y de las poblaciones forzadas a desplazarse, la trata de personas, la falta de educación o sanidad, los abusos a las personas y los abusos a la tierra y sus recursos, el abandono de los procesos de reconocimiento de tierras, y otras muchas problemáticas que se van desgranando a lo largo del texto final aprobado por los obispos en Roma.
El documento final tiene varios elementos a tener en cuenta para realizar la misión de la Iglesia:
Las aportaciones hechas por los obispos en este documento están pensadas, votadas y acordadas para la realidad de la Amazonía, para que la Iglesia sea una verdadera servidora de los más vulnerables en esta región multiétnica y multicultural, con población urbana y rural; una verdadera servidora de las personas para que todos sus derechos sean reconocidos.
Desde Manos Unidas hemos colaborado facilitando la participación de algunos de nuestros socios en el Sínodo, difundiendo la situación de la Amazonía –algo que seguiremos haciendo en la próxima Campaña– y asumiendo, previa reflexión, las demandas e implicaciones que para nuestras acciones en la zona puedan surgir de este proceso iniciado con el Sínodo. Tal vez muchas de las propuestas recogidas no puedan ponerse en marcha de forma rápida, ni son para las Iglesias en otros lugares, pero sí merece la pena profundizar en las mismas para un mejor servicio a la misión entre las gentes de la Amazonía.
Al resto de la comunidad creyente nos toca reflexionar sobre la necesidad de renovar, de convertir, nuestras pastorales para que también traten de servir en las realidades en las que vivimos.
Texto de Ricardo Loy. Secretario General de Manos Unidas.