Silvia Heredia agradece la solidaridad de Manos Unidas para que numerosas familias vulnerables de Honduras hayan podido acceder a alimentos básicos, especialmente durante la emergencia de la Covid-19.
La misionera alicantina Silvia Heredia, quien trabaja desde hace 18 años para la Diócesis de San Pedro Sula en Honduras, nos cuenta cómo es la situación en la que se encuentra el país centroamericano tras el durísimo golpe de la Covid-19 y los azotes de dos huracanes seguidos.
Paso a Paso es un proyecto pequeño, preventivo y educativo. El programa se sustenta en varios pilares pedagógicos, como por ejemplo el socioeducativo, ya que apuesta por una educación liberadora, también apuesta por el feminismo, por los bienes naturales que hoy, más que nunca después de los últimos huracanes, hemos entendido que cuando no se cuida al planeta se acaba traduciendo en esto. Pensamos que el huracán que sufrimos no nos hubiera afectado tan fuertemente como nos afectó si no hubiera habido esa devastación de los bosques y si no hubiera habido ese maltrato a los ríos.
Apostamos por la no violencia, estamos en uno de los países más violentos del mundo y este año lo queremos centrar en el «buen trato». El buen trato hacia las personas, y el buen trato hacia el espacio que habitamos. Desde que se inició PASO A PASO, Manos Unidas ha estado permanentemente con nosotras.
Manos Unidas ha sido muy importante para nosotras, sufrimos como todo el mundo la Covid-19, un golpe muy duro para Honduras porque no teníamos la capacidad para dar esa respuesta sanitaria que requería la situación y Manos Unidas con un proyecto de emergencia nos apoyó dándonos insumos y la posibilidad de comprar productos de bioseguridad. Apoyaron el proyecto para darle respuesta inmediata a la Covid-19, tanto para prevenir como para curar, atender y cuidar... Pero después tuvimos la desgracia de que llegó el huracán Eta que fue absolutamente devastador para toda Honduras pero, en especial, para la zona norte, la zona en la que nos encontramos nosotras. El mismo programa sufrió muchísimos daños y luego vino Lota, otro huracán por el que ochenta de nuestras familias lo perdieron todo.
Afortunadamente y gracias a Manos Unidas tuvimos una respuesta inmediata: la solidaridad, como bien dice la nueva campaña «Contagia solidaridad para acabar con el hambre», no solamente para paliar el hambre sino para paliar circunstancias muy complicadas. Su solidaridad hacia nosotras ha sido enorme y nos gustaría aprovechar esta campaña para agradecer todo el apoyo. Gracias a la organización hemos podido recuperar cosas importantísimas como neveras o cocinas donde las mujeres y distintas familias pudieran tener su propio alimento.
De corazón, gracias a Manos Unidas por acordarse siempre de nosotras. Gracias de corazón por todo el apoyo, un apoyo que esperamos consiga esta nueva campaña para que contagie mucha solidaridad. Un abrazo muy especial a toda la gente de Manos Unidas que está colaborando ya que gracias a ustedes es posible que desde Honduras y otros países vulnerables podamos seguir caminando.
Testimonio de Silvia Heredia, coordinadora del Programa Paso a Paso, socio local de Manos Unidas en Honduras.