El único momento lícito para mirar a una persona de arriba a abajo es para ayudar a levantarla.
Pronunciada en el Parque Tejo de Lisboa durante la Jornada Mundial de la Juventud del año 2023, esta frase inspiró a cientos de miles de jóvenes a trabajar por una sociedad donde nadie sea más que nadie, y donde el único gesto de superioridad permitido es el que se inclina para ofrecer una mano.
En tiempos marcados por la polarización y el individualismo, las palabras del Papa fueron un soplo de aire fresco y una llamada a recuperar el sentido de comunidad, los espacios de cuidado y la horizontalidad en nuestras relaciones. Esta horizontalidad fue también el espíritu con el que afrontó su papado, durante el cual promovió la descentralización del poder en la Iglesia, dando más protagonismo a las iglesias locales y apostando por una Iglesia mucho más cercana y abierta a sus fieles.
Ustedes jóvenes, que quieren cambiar el mundo, no tengan miedo.
También pronunciada durante la JMJ en 2023, esta fue una de las frases más inspiradoras del Papa Francisco. Fue así como puso a los jóvenes en el centro de la acción para enfrentar los grandes retos ecológicos, sociales y humanitarios de nuestro tiempo. En un mundo sacudido por numerosas crisis, guerras y desigualdades crecientes, el Papa Francisco no solo reconoció el compromiso de la juventud con un mundo más justo y sostenible, sino que les ofreció algo aún más valioso: confianza.
Frente a la incertidumbre, Francisco instó a los jóvenes a no tener miedo. Y no fue un consejo menor. Los animó a luchar por sus ideales con valentía, con rebeldía y con un compromiso sin reservas por un mundo más justo. En otras palabras, los invitó a “hacer lío”, esa expresión ya emblemática que resume su visión de una Iglesia viva, dinámica y comprometida con los desafíos del presente.
La economía integral es la que se hace con y para los pobres – en todas las maneras en las que se es pobre hoy – los excluidos, los invisibles, los que no tienen voz para hacerse escuchar.
Lo más inspirador de esta frase del Papa es que no parte de la lástima hacia los más pobres, como tantas veces ocurre, sino del reconocimiento de su dignidad y su derecho a participar en las decisiones que definen su futuro. De nuevo promueve un modelo de horizontalidad que no se limite a la caridad vertical, desde arriba, sino la participación real, desde abajo, de aquellos que históricamente han sido marginados.
A lo largo de su papado, Francisco ha insistido en la necesidad de imaginar una economía más inclusiva, que beneficie a todos y no solo a unos pocos. Su mensaje es claro: es urgente transformar una economía “que excluye, que contamina y que produce guerra” en una más democrática, más justa, con mayor redistribución, y donde se devuelva el protagonismo al Sur Global y a todos aquellos que hoy permanecen invisibles en el sistema global —incluidas, de forma muy especial, las mujeres.
El tiempo se está acabando; esta ocasión no debe desperdiciarse, para que no tengamos que enfrentar el juicio de Dios por nuestro fracaso en ser fieles administradores del mundo que ha confiado a nuestro cuidado.
Uno de los legados más importantes de Francisco son sus reflexiones y llamados a defender el planeta de la crisis climática. Con esta frase, pronunciada durante la COP26 en Glasgow, Francisco recordó a los líderes mundiales que el tiempo para actuar es ahora y que el ser humano es responsable del creciente deterioro de “nuestra casa común”.
Este llamado del Papa resuena todavía con más fuerza en un contexto global donde las consecuencias del cambio climático son cada vez más evidentes y castigan especialmente a las comunidades más empobrecidas del Sur Global. Invita al mundo a reflexionar: ¿Estamos siendo fieles administradores de la creación? ¿Qué acciones concretas podemos emprender para proteger nuestro planeta?
Os animo a seguir adelante con su hermosa misión de voluntariado para caminar juntos.
Este es el mensaje que el Papa Francisco le transmitió a la Comisión Permanente de Manos Unidas con motivo del 65.º aniversario de nuestra organización. Para nosotros esta frase significó no solo un reconocimiento a nuestro trabajo, sino un mensaje de motivación de valor incalculable para todos los voluntarios, socios y trabajadores que hacen posibles los proyectos de Manos Unidas en todo el mundo.
Para Francisco, el voluntariado era la mejor forma de convertirse en “peregrinos de esperanza y a reorientar la vida hacia Jesús”, también a través de su contribución a la mejora material, al progreso moral y desarrollo espiritual de los más frágiles y necesitados, para ayudarlos a conseguir “una vida que responda a la dignidad de hijos de Dios”.
