A Manos Unidas: "Miren a los ojos y toquen la mano"

Francisco a Manos Unidas: "Miren a los ojos y toquen la mano". Fotografía: Vatican News
Francisco a Manos Unidas: "Miren a los ojos y toquen la mano". Fotografía: Vatican News

Despedimos con gratitud al papa Francisco y recordamos la histórica audiencia privada concedida con motivo del 65 aniversario de Manos Unidas.

El pasado 8 de diciembre de 2024, Manos Unidas tuvo el inmenso privilegio de ser recibida en audiencia privada por el papa Francisco con motivo de nuestro 65 aniversario. Hoy, tras su fallecimiento, recordamos ese encuentro con profunda gratitud y emoción.

Una delegación encabezada por nuestra presidenta, Cecilia Pilar, viajó a Roma para agradecer al Santo Padre su constante aliento y cercanía con quienes, como Manos Unidas, luchamos contra el hambre, la pobreza y la desigualdad en el mundo.

Durante nuestra estancia, participamos en la misa presidida por el papa Francisco en la Basílica de San Pedro, con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Una celebración a la que asistieron numerosos cardenales españoles y nuestros consiliarios, monseñor Santos Montoya y el padre Carlos González Paniagua. Más tarde, acompañamos al Santo Padre en la tradicional ofrenda floral a la Virgen, desde la embajada de España ante la Santa Sede.

En el encuentro privado, el papa animó a Manos Unidas a perseverar en su “hermosa misión de voluntariado y de asistencia” y destacó cómo, desde su fundación en 1959, nuestra organización ha trabajado “por el progreso y la promoción de los países en vías de desarrollo”, respondiendo al triple hambre de pan, cultura y Dios que afecta a millones de personas.

Con palabras cargadas de esperanza, nos invitó a ser “peregrinos de la esperanza” en el camino hacia el Jubileo, y a seguir sirviendo con la “sensibilidad y fortaleza del genio femenino”, una dimensión que valoró especialmente en la historia y acción de Manos Unidas.

Sus reflexiones sobre el valor de cada persona —especialmente de los más pobres— siguen hoy resonando con fuerza:

Si no miras a los ojos al mendigo, si no le tocas la mano, tu limosna no vale nada, porque no sale de tu corazón.

Hoy, mientras la Iglesia despide a quien fue su pastor, nosotros despedimos también a un gran referente. A un hombre que creyó en el poder transformador de la fe vivida con coherencia, y que supo poner la mirada donde más falta hacía: en los últimos.

Gracias, Francisco. Por guiarnos con tu palabra, por impulsarnos con tu testimonio y por recordarnos que la palabra de Dios se mantiene viva con decisiones valientes.

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