Manos Unidas lleva aprobadas cinco emergencias, por un importe de más de 300.000 euros, destinados, fundamentalmente, a la compra y distribución de alimentos en Burkina Faso, Níger, Malí y Mauritania, que son los países más afectados por la crisis alimentaria en el Sahel.
Manos Unidas lleva aprobadas cinco emergencias por un importe de más de 300.000 euros, destinados, fundamentalmente, a la compra y distribución de alimentos en Burkina Faso, Níger, Malí y Mauritania, que son los países más afectados por la crisis alimentaria en el Sahel.
En 2012, la mayoría de los países que conforman la parte occidental del Sahel, esa inmensa franja de 4.000.000 km2 de transición entre el desierto del Sahara y el trópico, se están viendo afectados por una grave situación de inseguridad alimentaria causada en gran medida por una sequía calificada por la ONU como “la peor en los últimos decenios”.
El sino del Sahel parece ser el de estar sumido en una crisis perpetua, que a veces (2005, 2008, 2010...), se agudiza hasta hacer saltar todas las alarmas.
Rafael Marco, misionero español afincado desde hace casi dos años en Níger, lo explicaba bien ya en el mes de marzo, cuando contaba cómo en cualquier rincón de la ciudad de Tera los pastores nómadas se instalaban en “chozas de fortuna”: “Las hambrunas van y vienen, se sientan, desaparecen y retornan cuando nadie sabía que se habían ido. Forman parte de la vida de estos pueblos”.
Además, en algunos de estos países reinan la inestabilidad política y los conflictos, lo que está abocando a miles de personas a huir de sus hogares en busca tanto de seguridad, como de comida. Recientemente nos lo describía la hermana Ángela, afincada en Malí. “Para verlos no tienes más que sentarte a la puerta de mi casa. Por ahí pasan familias enteras. Vienen absolutamente sin nada. Muchos están alojados en aulas del colegio público de enfrente… Otros, mientras se pueda, ocupan los dormitorios de “nuestras” niñas”.
En el año 2011, y en lo que llevamos de 2012, las lluvias irregulares y las prolongadas rachas secas han conducido a una fuerte disminución de la producción de cereales y pastizales en algunos países de la zona del Sahel. Como en una espiral, el precio de los cereales para el consumo básico ha aumentado en toda la región.
En la actualidad, más de trece millones de personas se enfrentan a una grave carencia de alimentos. Entre ellos, más de un millón de niños. En condiciones normales en la región ya se registran tasas de malnutrición de entre un 10 y un 15 por ciento, porcentaje que puede superarse en algunas zonas en épocas de emergencia.
La ONU ha estimado que se necesitan 724 millones de dólares (547 millones de euros) para hacer frente a las necesidades actuales dado que las próximas cosechas no tendrán lugar hasta octubre.
Los indicadores de alerta precoces son muy significativos y los organismos tratan por todos los medios de reducir el impacto de las malas cosechas y evitar que la situación no se transforme en una nueva crisis alimentaria como la que se sufrió en el Cuerno de África.