Crónica: Haití, los peores augurios iniciales se van quedando cortos

... que enfrenta Haití escribo estas pequeñas palabras, en medio del impacto en el que nos encontramos todos. Las comunicaciones están cortadas (caminos, teléfonos, etc.)… Lo que vimos es indescriptible: muertos por todas partes y casas hundidas en todas las zonas de la capital. Ví casas y paredes caer delante de mí”. Francois Kawas, Superio...

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NOTICIAS 13 de enero de 2010

Terremoto de Haití

CRÓNICAS

HAITÍ: los peores augurios iniciales se van quedando cortos

“Ante este nuevo drama que enfrenta Haití escribo estas pequeñas palabras, en medio del impacto en el que nos encontramos todos. Las comunicaciones están cortadas (caminos, teléfonos, etc.)… Lo que vimos es indescriptible: muertos por todas partes y casas hundidas en todas las zonas de la capital. Ví casas y paredes caer delante de mí”.
Francois Kawas, Superior de la Compañía de Jesús en Haití.

Tras el terremoto de Haití, los peores augurios iniciales se van quedando cortos. Los datos cuantitativos de la catástrofe, tanto en el posible número de víctimas mortales como en la destrucción material y la cantidad de damnificados, adquieren dimensiones dantescas. Las autoridades gubernamentales han admitido la posibilidad de que el número de fallecidos supere los 100.000, y la Cruz Roja ya estima los damnificados en tres millones (de un total de nueve que tiene el país).

Cuando la naturaleza golpea a la pobreza

Las catástrofes naturales tienen consecuencias sociales mucho más dramáticas allá donde la pobreza ya es causante de muchas desdichas. Haití es un país cuya historia es una secuencia interminable de desgracias, en la que se entremezclan colonialismos, ocupaciones militares, saqueos de recursos, devastación forestal o huracanes, que lo han llevado a ser el territorio más empobrecido y abandonado de América Latina.

El modelo neoliberal, con la apertura total para la importación masiva de alimentos en años recientes, arruinó y desestructuró más aún al país que nunca pudo recuperarse de su pasado colonizado. Tal vez es ilustrativo el caso del arroz, producto de consumo básico en el que Haití era autosuficiente hasta hace pocos años, y que la apertura comercial dio al traste; ahora, la mayor parte del arroz debe ser importado.

Más de dos millones de haitianos se han visto obligados a emigrar en décadas recientes. Probablemente un millón y medio viven en Estados Unidos, y el resto, casi todos, en la república dominicana, país vecino. El envío de remesas (unos 700 millones de dólares anuales) es la principal entrada de divisas y la vía de subsistencia de millares de familias. Muchos campesinos se han hacinado en los barrios marginales de la capital Puerto Príncipe, en extrema vulnerabilidad.

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