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NOTICIAS 26 de octubre de 2009
Cultivar arroz, cosa de mujeres
Nuestras mujeres son muy pobres, y hablo de la pobreza del que no tiene para dar de comer a sus hijos, ni puede llevarlos al hospital cuando están enfermos, la pobreza de los que ven desnutrirse sin remedio a unos niños que vivirán a su vez esta tragedia.
El año pasado iniciamos un proyecto para ayudar a las mujeres a diversificar sus cultivos, ganar un poco más de dinero para mantener a sus hijos, reforzar el trabajo en equipos de mujeres que vienen realizando hace años y probar una variedad de arroz creada en África del Oeste, que según todas las teorías y previsiones, da más que el arroz normal por hectárea plantada.
Nuevo Arroz para África
Como sus progenitores africanos, las nuevas variedades de arroz Nerica ahogan las malas hierbas, resisten la sequía y las plagas, y pueden desarrollarse en suelos pobres. Y como sus progenitores asiáticos, el arroz Nerica es muy productivo. Su espiga contiene entre 300 y 400 granos, mientras que las de las variedades cultivadas tradicionalmente en la región tienen entre 75 y 100. Sus tallos y espigas son fuertes e impiden el desgranado y, al ser más altas, las plantas son más fáciles de cosechar.
Al ser un arroz de secano, el Nerica puede cultivarse sin necesidad de sistemas de inundación, lo que ha permitido a los agricultores africanos cultivar arroz en lugares donde antes se creía imposible.
Además, las líneas más utilizadas de Nerica tardan sólo tres meses en madurar, mientras que las otras especies necesitan seis; de este modo los agricultores africanos pueden cultivar en una misma temporada, además del arroz, otros cultivos. Como beneficio adicional, las nuevas líneas contienen hasta un 12 de proteína, frente al 10% del arroz de importación que se vende en los mercados de la región. Como ha señalado el Director General de la ADRAO (,Asociación para el Desarrollo del Cultivo de Arroz en África), Papa Abdoulaye Seck: "el Nerica es un arma poderosa para combatir el hambre y la pobreza en África”.
Otorgar a los cultivadores de arroz, en su mayoría mujeres, un papel activo en la plantación y evaluación de las nuevas variedades de arroz y la propagación continua de los nuevos conocimientos en las zonas rurales, fue el comienzo de una larga serie de sesiones de formación. Los Hermanos de la Campaña nos ayudaron en esto, los cambios y las novedades no son muy bien recibidos en los medios tradicionales, hubo que explicar, convencer y decidirse.
El Nuevo Arroz para África, una tecnología de África y para África, se ha erigido en un símbolo de esperanza en la seguridad alimentaria, en una región del mundo donde un tercio de la población padece desnutrición y la mitad lucha por sobrevivir con menos de 1 dólar al día.
Hasta aquí la teoría que sabemos, por amarga experiencia, que muchas veces no coincide con la realidad.
Espigas de esperanza
Paso a paso acompañamos a las mujeres en todos los procesos del proyecto, fuimos con ellas al campo a preparar la tierra, luego estuvimos en las calurosas y largas jornadas de plantación de las semillas, una a una y a mano, midiendo la distancia con una cuerda con nudos… vimos el esfuerzo y la lucha contra las malas hierbas, los ataques y saqueos que los pájaros emprenden con un campo sembrado, pusimos el abono, rezamos por la lluvia: la justa, ni poca ni demasiada, esperamos con el aliento contenido el día que explotaban las espigas y se podía recoger el fruto.
Por fin esta semana comenzamos la cosecha. Debo estar volviéndome vieja pues fue llegar al campo y sentir una emoción inmensa, las espigas maduras cargadas de arroz hablaban de esperanza y futuro, de esfuerzo y premio, de posibilidades de vivir un poquito mejor. Elegir y cortar las espigas mas cargadas es un acto de vida, consuelo en medio de tanta escasez.
Estamos impacientes por contar los sacos que cada grupo consiguió, pero nada es tan fácil ni rápido, como todo en África hay que hacerlo con paciencia, con ritmo lento pero seguro, no termina aquí el proyecto, esto fue una prueba piloto.
Ahora hay que pensar en guardarlo adecuadamente, en venderlo a un precio razonable para que nadie pierda y tampoco que nadie se beneficie injustamente engañando a otros en la transacción comercial. Justicia, equidad, decencia, solidaridad, tantas cosas que se ponen en juego en el trabajo diario y que el mundo de hoy olvida fácilmente en beneficio propio.
Mientras una parte de la humanidad busca los medios para ser mas ricos, para consumir más, para dominar, en nombre de la civilización, las armas y las nuevas tecnologías, hay otros muchos, una mayoría silenciosa, que simplemente vive y espera un mundo mejor, un mundo que les de lo necesario, lo básico para vivir.
Yo quiero ser parte de este mundo y por eso voy al campo a la cosecha.
De modo paradójico, los científicos de África están enzarzados en el combate más encarnizado del mundo, la lucha contra la pobreza y el hambre.
Dr. Monty Jones
María Silvia Fiorentino
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