El día 16 de septiembre, a las 12 de la mañana, se hizo pública la concesión a Manos Unidas del Premio Príncipe de Asturias a la Concordia. En los Servicios Centrales de Madrid y en las Delegaciones de toda España se vivió un estallido de gozo por parte de tantas y tantas personas que trabajan en Manos Unidas, que la aman y colaboran con ella.
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NOTICIAS 28 de septiembre de 2010
¡ENHORABUENA MANOS UNIDAS!
El día 16 de septiembre, a las 12 de la mañana, se hizo pública la concesión a Manos Unidas del Premio Príncipe de Asturias a la Concordia. En los Servicios Centrales de Madrid y en las Delegaciones de toda España se vivió un estallido de gozo por parte de tantas y tantas personas que trabajan en Manos Unidas, que la aman y colaboran con ella.
Manos Unidas es una ONG Católica, vinculada a la Conferencia Episcopal Española y dedicada a erradicar el hambre en el mundo. Lleva 51 años de existencia. Sí, todo empezó aquí, en España, con un grupo de mujeres intrépidas, mujeres de Acción Católica, que respondieron al llamamiento que hizo la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) en un precioso escrito que llamaban “Manifiesto”, publicado en 1955, y en el que se decía: «Nosotras, mujeres del mundo entero, llamadas por la naturaleza a dar la vida, protegerla y alimentarla, no podemos aceptar por más tiempo que las fronteras del hambre se inscriban en nuestro globo con trazos de muerte. Sabemos, y queremos que se sepa, que existen soluciones de vida, y que si la conciencia mundial reacciona, dentro de algunas generaciones las fronteras del hambre habrán desaparecido…”. Y concluía diciendo: «Declaramos la guerra al hambre». Y empezaron su «lucha contra el hambre» invitando a hacer un día de ayuno voluntario, aportando lo ahorrado en comida para ayudar a los que mueren de hambre. Pedían «una privación cualquiera a favor de los hermanos menos favorecidos»; en esa petición latía una doble intencionalidad: ascética y pedagógica.
En aquella primera campaña de «ayuno voluntario», concretamente en 1959, recogieron 500.000 pts (3.000 euros de hoy). En la campaña del 2009 se recogieron 54.021.970 euros. ¡Cuántos proyectos de desarrollo (sanidad, educación, agricultura, pozos de agua, formación de la mujer…) a lo largo de esos 51 años! ¡Cuántas vidas han logrado salvar!
Debo decir que el 92'1 % de los ingresos se destina a los fines de Manos Unidas (87% a financiar proyectos de desarrollo y el 5'1% a sensibilización). Los gastos de administración y estructura suponen únicamente el 6 % y los de promoción y captación de recursos el 1'9 %. Se puede afirmar, pues, que prácticamente todo el dinero recogido llega su destino y no se queda por el camino.
El papa Bendicto XVI escribía hace tiempo: “¿Por qué hay realmente tanta hambre en el mundo? ¿Por qué hay niños que tienen que morir de hambre, mientras que otros se ahogan en el exceso de abundancia? ¿Por qué el pobre Lázaro, olvidado, tiene que esperar ansiosamente para recoger las migajas del libertino rico, sin poder atravesar el umbral? Desde luego no por el hecho de que la tierra no pueda producir pan para todos. En los países de Occidente se calculan cuotas para la destrucción de los frutos de la tierra, para sostener los precios, mientras que en muchos otros lugares muchas personas mueren de hambre. La razón humana siempre es más creativa para descubrir medios de destrucción que para encontrar nuevos caminos para la vida, es más creativa para hacer presente en todos los rincones apartados del mundo y en forma cada vez más variada las armas de destrucción que para ofrecer pan en esos lugares ¿Por qué todo esto?”. Y el mismo Pontífice respondía: “Porque nuestras almas están subalimentadas, porque nuestro corazón está cegado, y endurecido el corazón no indica el camino al entendimiento. El mundo está en desorden porque nuestro corazón está desordenado, porque le falta el amor que podría mostrar el camino hacia la justicia”.
Manos Unidas es ese corazón que reparte amor por doquier y canaliza el amor de tanta gente, el amor de gente anónima que comparte lo mucho o lo poco que tiene. Sí, nuestra sociedad y nuestro mundo está, muchas veces, falto de amor. Sin embargo, cuando nos acercamos a las personas y a la realidad de nuestro entorno, con mirada atenta y corazón ensanchado descubrimos una gran riqueza de humanidad, de amor que hace que se nos haga un nudo en la garganta y nos salten las lágrimas de emoción.
En nuestra ciudad de Logroño apareció en la Delegación de Misiones de Logroño, que está en la Avda. de Navarra, una chica de etnia gitana, totalmente vestida de negro. En un principio, quien estaba recibiendo a las personas pensó que se había equivocado de puerta, e iba a indicarle que Cáritas se encontraba en la puerta de al lado. Pero dejó que hablase y… la sorpresa fue enorme. Venía a dar un donativo para los niños de África. Mes tras mes continuó acudiendo a la Delegación de Misiones. Alguna vez ha coincidido con algún misionero que estaba de paso y se ha alegrado de poder charlar con un testigo viviente de aquella realidad misionera. Una de las veces que acudió dijo: “¿verdad que si todos diésemos un poco de los nuestro se acabaría el hambre en el mundo?”. Y añadió:” muchos me dicen que para qué doy dinero si no les llega y se queda por el camino. Pero yo les contesto: lo que no llega es lo que no se da”. Se trata de una mujer que no tiene trabajo fijo, que ha perdido a su marido, que no todo le sale bien en la vida, pero añade: “No pasa nada, no quiero ir de víctima por la vida y, mientras tenga algo, quiero compartirlo con los más pobres que yo, especialmente los que pasan hambre en África”. ¿No es impresionante esa generosidad en personas que tienen lo justo para poder vivir?
La historia de Manos Unidas es una maravillosa e impresionante aventura ante un problema absolutamente desproporcionado. Es la historia de una extraordinaria sensibilidad hacia los hermanos que sufren y de una generosa implicación personal. Pero sobre todo es la respuesta de la fe que asegura que «cinco panes y dos peces», como en el relato evangélico, son suficientes si Jesús pronuncia sobre ellos la bendición y empieza a partirlos. Esta es la milagrosa historia de los 50 años de Manos Unidas aportando su granito de arena al desarrollo de los pueblos más pobres de la tierra. ¡Felicidades, Manos Unidas, por el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia! Lo tenéis bien merecido. Ojalá que sigáis muchos años sembrando esperanza en el corazón de los más pobres y sensibilizándonos a todos para que seamos más solidarios y más justos con quienes menos tienen.
Juan José Omella Omella
Obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño y Consiliario de Manos Unidas