Comencé cuando fui nombrado Consiliario diocesano de las Mujeres de Acción Católica en 1965 y la Delegación diocesana colaboró con fuerza desde ese momento hasta hoy. Ya dos años antes conocía el pensamiento y el trabajo de Pilar Bellosillo y había tenido algún contacto con Mary Salas, de las que guardo un recuerdo siempre agradecido. Precisamente he publicado en estos días un texto titulado Aquellas mujeres, una reflexión sobre ellas y su trabajo por la presencia de la mujer en la sociedad y en la Iglesia.
Fructuoso Mangas: "Vamos hacia un mundo y una economía muy distintos y eso condicionará el trabajo de todas las ONG".
Mi participación en Manos Unidas es una parte importante de mi identidad cristiana y de mi condición de ciudadano de este mundo. De hecho, lo digo muy humildemente, esa participación ha condicionado mi forma de vivir y entender la fe y los modos de sentir y ejercitar la caridad y la justicia. En proporciones pequeñas y reducidas, claro, pero decisivas para mí.
He intentado unir –creo que ha sido fácil– mi trabajo pastoral como párroco y una participación muy activa en todos los pasos de la Delegación de Salamanca, así como, durante muchos años, en las reuniones generales en Madrid.
Se reducen a dos, distintas pero complementarias: el mandato de amor y de acción directa por el prójimo y por el mundo que nace de la fe y de la Vida y Palabra de Jesucristo; y, por otro lado, la urgente necesidad de los más pobres de la tierra de ser respetados, defendidos y apoyados. Es la guerra contra el hambre, resumiendo en esa palabra tan característica para nosotros, «hambre», toda esa realidad compleja de la pobreza y la injusticia en el mundo.
El mandato de amor y de acción directa por el prójimo y por el mundo son las razones para seguir en activo.
Vamos hacia un mundo y una economía muy distintos y eso condicionará el trabajo de todas las ONG. Manos Unidas tiene un futuro lleno de retos y posibilidades, aunque tendrá que prever situaciones y anticiparse. Una de ellas, y no la más grave, es el descenso de cristianos practicantes en España y de misioneros católicos en los países en los que trabajamos. Esto requiere un cambio importante y sensible en prioridades, publicidad, referencias, tonos y hasta contenidos. Habría que pensar y actuar ya en esto. Y lo mismo sucede, creo yo, con otras situaciones que vienen con el futuro cercano. Estoy seguro de que Manos Unidas sabrá dar los pasos que cada momento requiera. Confío del todo en la Organización, o mejor, en mi Organización. Y, después de cincuenta y cinco años de pasión y trabajo, con más razón todavía.
Entrevista realizada por Adela González. Departamento de Cofinanciación.
Este artículo fue publicado en la Revista de Manos Unidas nº 210 (octubre 2019-enero 2020).