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NOTICIAS 31 de marzo 2009
Fiesta de Manos Unidas en Montserrat
El sábado 28 de marzo los voluntarios de las delegaciones de Manos Unidas con sede en Cataluña celebraron el 50 aniversario. Un día gris y lluvioso no desanimó a las casi 700 personas que participaron de esta celebración, en representación de todos los voluntarios que a lo largo de medio siglo han trabajado por la solidaridad.
En los porches de la plaza de Santa Maria, los presidentes de las delegaciones catalanas de Manos Unidas daban la bienvenida y entregaban los pañuelos y chapas que distinguían al grupo de otros peregrinos. Fue un momento de numerosas muestras de alegría por el hecho de reencontrarse con tanta gente conocida y amiga. Los saludos y abrazos ocuparon un buen rato.
La eucaristía estuvo presidida por el cardenal-arzobispo de Barcelona, y concelebrada por el Padre Abad de Montserrat y casi la totalidad de los obispos de Cataluña, además de un buen número de sacerdotes que acompañaban a los voluntarios, en un gesto claramente de apoyo y reconocimiento al trabajo de Manos Unidas.
Rasgos de Manos Unidas
Monseñor Martínez Sistach recordó en la homilía los rasgos identificativos de Manos Unidas: lucha contra el hambre, no solo de pan, sino también de cultura y de Dios; concienciar a la sociedad sobre este hecho y buscar recursos para financiar proyectos de desarrollo. También dijo que "cuando los cristianos quieren agradecer algo a Dios, a menudo lo hacen a través de su madre, lógico, por tanto, que esta celebración tenga lugar en el santuario de la Mare de Déu de Montserrat". Después comentó el evangelio de las bodas de Caná, haciendo un paralelismo entre la actitud de la Madre de Dios y Manos Unidas.
Entre otras cosas, dijo:
- "Los cristianos están presentes en la sociedad y sus instituciones para impregnarlas del amor de Dios”.
- "La presencia de María en las bodas fue una presencia atenta a todo lo que sucedía a su alrededor. Manos Unidas está atenta a las necesidades del mundo”. Su presencia fue una presencia solidaria, igual que hace Manos Unidas que se solidariza con los pobres del mundo sin ningún tipo de discriminación por razón de raza, lengua...
Al finalizar la Eucaristía, los voluntarios se congregaron en la plaza. La lluvia, generosa en ese momento, dificultó un poco el acto, pero aun así, se continuó con el programa previsto. Maria Balart, delegada de Tortosa, con voz fuerte y clara, con convencimiento y entusiasmo, leyó el manifiesto que hace 50 años las mujeres de Acción Católica lanzaban al mundo "Declaramos la guerra al hambre", que los participantes en el encuentro escucharon cobijados bajo los paraguas, impermeables y los porches de la plaza, y que corroboraron con un fuerte aplauso. Tras la lectura del manifiesto, Montserrat Graner de la delegación de Sabadell explicó que la Cobla Contemporànea ha compuesto una sardana titulada Manos Unidas, que se presentó el domingo 29 en la Plaza Marcet de Sabadell.
Tampoco el Esbart Dansaire "L'Om de Llanars del Ripollès" se echó atrás por el mal tiempo, y soportando la lluvia bailó unas bellísimas danzas.
Conferencia
Acto seguido, en una gran sala de los bajos del restaurante donde más tarde tuvo lugar el almuerzo, la hermana benedictina Teresa Forcades, pronunció una conferencia magistral bajo el título "Todo es relativo menos Dios y los pobres". Para introducir el acto, Rosa Pradas, delegada de Barcelona, se dirigió a los asistentes en un capítulo de agradecimiento a muchas personas, pero sobre todo a los voluntarios de Manos Unidas, palabras que fueron interrumpidas una y otra vez, por fuertes aplausos. Seguidamente se leyó la carta que el obispo Pere Casaldàliga envió para el evento, y por último, Begoña de Burgos, presidenta nacional de Manos Unidas, saludó y felicitó a los asistentes por la labor realizada.
Durante la exposición de su conferencia, la Hna. Teresa, en un tono muy agradable y cercano, y con un lenguaje claro, cautivó al auditorio que llenaba la sala hasta los topes. Destacó la predilección de Dios por los pobres, recordó con cifras y ejemplos bastante claros la magnitud de la pobreza hoy en día, y explicó que el problema del hambre en el mundo "no es un problema de recursos, sino de voluntad política, dado que se producen recursos suficientes para que todo el mundo esté bien alimentado”. El público asistente aplaudió con entusiasmo la conferencia así como las respuestas que dio a las preguntas que le formularon.
El acto acabó después de comer, con unas palabras de agradecimiento por parte de la presidenta nacional de Manos Unidas. Por último, Pilar Menéndez, delegada de Lérida, comunicó que la Paeria ha concedido la Medalla de la Ciudad a Manos Unidas de Lérida, en su 50 aniversario, y que les será entregada en el transcurso de la Fiesta Mayor de este año.
Un día de fiesta
Esta celebración fue un día de fiesta para Manos Unidas y de gran satisfacción para los voluntarios por los 50 años de solidaridad y lucha contra el hambre en el mundo. Pero, también de una gran preocupación, porque la pobreza, el hambre y la falta de oportunidades crece día tras día. Por eso la gran fiesta de Manos Unidas será el día en que, solemnemente, se proclame su disolución porque ya no sean necesarios sus servicios. Aquel día en que los gobiernos de turno de los diferentes países hayan dotado a sus países de las infraestructuras necesarias para que sus ciudadanos puedan disfrutar de una vida digna. Pero, mientras llega este día tan deseado, Manos Unidas seguirá trabajando y, lógicamente, cumpliendo años de solidaridad.
Conxita López Torres
© Manos Unidas 2004