Los ayoreo son un pueblo indígena transfronterizo cuyo territorio histórico tradicional abarca el sur del Chaco boliviano y el norte del Chaco paraguayo. Jorge Vera es el coordinador general de GAT (Gente, Ambiente y Territorio), socio local de Manos Unidas en Paraguay, quien ha escrito un artículo en la "Red de Expertos" de Planeta Futuro (El País).
Con motivo del Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, hemos querido destacar también el trabajo de nuestro socio local GAT (Gente, Ambiente y Territorio) que desde hace años trabaja por lograr el respeto de los derechos del pueblo ayoreo del Chaco de Paraguay. Jorge Vera, director de esta organización, quien ha escrito un artículo de opinión que ha sido publicado hoy en la "Red de Expertos" de la web Planeta Futuro (El País). Te invitamos a leer este interesantísimo artículo y a disfrutar también con fotogalería de Gerald Henzinger (www.enlumen.net) que ha cedido su trabajo para apoyar la lucha por la identidad y derechos de este pueblo.
El contacto de este pueblo con otras personas se inició a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado.
A petición de los ayoreo totobiegosode, profesionales del grupo Gente, Agua, Tierra (GAT) iniciamos conjuntamente en 1993 los trámites jurídico-administrativos ante el Estado paraguayo para la restitución de 550.000 hectáreas de monte virgen ubicado en el Departamento Alto Paraguay. Es una parte de su territorio tradicional, estimado en unos 2,8 millones de hectáreas, y en el que también habitan y se desplazan grupos que no han tenido contacto con otras personas hasta la fecha. Fue reconocida en el año 2001 como Patrimonio Natural y Cultural (Tangible e Intangible) Ayoreo Totobiegosode (PNCAT), por el Gobierno paraguayo. La extensión se localiza en la Reserva de Biosfera Chaco Paraguay, categoría del Programa MaB de la Unesco.
En 1998 se produjo un nuevo contacto con una familia de los ayoreo totobiegosode no contactada previamente en zonas lindantes al territorio reivindicado por parte de un indígena ayoreo Guidaigosode catequizado. Y en marzo de 2004 tuvo lugar el último encuentro con un grupo de sus parientes aislados, esta vez en las propias tierras.
Creemos que la protección de este pueblo se impone por normas vigentes como la Constitución de Paraguay o el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, ratificado por el Estado paraguayo. Protección por el despojo de tierras del que han sido objeto y por tratarse de poblaciones en situación de contacto reciente o inicial o que aún permanecen en los últimos bosques de su territorio, evitando el contacto y huyendo permanentemente de la acelerada deforestación que se registra en el Chaco paraguayo.
Desde el punto de vista médico hay que comprender lo delicado de la situación. Los ayoreo totobiegosode son muy vulnerables a infecciones diversas en ocasiones mortales, especialmente broncopulmonares, generadas por el contacto. Un contacto que cuando se fuerza tiene ribetes de genocidio, como fue constatado cuando los Totobiegosode se defendieron de ese contacto buscado, con el resultado de sucesos violentos y las consecuentes muertes.
Es por eso que en defensa de sus tierras, de sus bosques y de la autonomía de sus parientes en aislamiento, los ayoreo totobiegosode han presentado en los últimos años sus alegatos en instancias del sistema interamericano de Derechos Humanos (CIDH/OEA) y de la ONU, entre otros órganos, instancias y procedimientos creados en virtud de tratados de derechos humanos. Recientemente obtuvieron las primeras medidas internacionales que interpelan al Gobierno del país para que frene el avance de la deforestación de sus bosques y proteja a los totobiegosode en situación de aislamiento y a aquellos que ya han sido contactados.
A lo largo de sus luchas y trámites de más de veinte años, los totobiegosode han logrado la restitución de unas 121.600 hectáreas de bosques, conservadas gracias a la continua labor de control y defensa que ellos realizan, dado que son un factor determinante para su supervivencia física y cultural.
El otorgamiento de medidas cautelares por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) supone que el Estado paraguayo tendrá que cumplirlas o que, al menos, se evidenciará su incumplimiento. E implica que los ayoreo totobiegosode probaron la verdad de los hechos violatorios denunciados y la legitimidad de su reclamación.
En lo que va del año 2016, la CIDH solicita que Paraguay adopte las medidas jurídicas y administrativas necesarias para proteger a las comunidades en contacto reciente e inicial que viven en Aocojadi y Chaidi, que están situadas en el Patrimonio Natural y Cultural Ayoreo Totobiegosode (Alto Paraguay-Región del Chaco paraguayo) y a los Jonoine-Urasade, Ayoreo Totobiegosode en estado de aislamiento que se desplazan en zonas de dicho Patrimonio. El Estado deberá proteger los bosques y titular parte del territorio ancestral indígena, incluyendo acciones para prevenir contactos no deseados y el ingreso de terceros en ese territorio, hasta que se adopte una decisión definitiva.
Es notable que hasta ahora ninguna autoridad paraguaya —en particular las instituciones que dependen del Poder Ejecutivo como la Secretaría del Ambiente y el Instituto Forestal Nacional— haya tomado medidas efectivas para detener el avance de la deforestación del territorio indígena. Y el proceso de restitución efectiva de tierras pendientes de registro y titulación se halla paralizado desde hace varios años porque el Estado no asigna recursos suficientes para hacerlo, no cautela el territorio ni evita la deforestación de sus montes.
Todas las intervenciones estatales se hallan muy apartadas de las recomendaciones de la relatora especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, Victoria Tauli-Corpus. Los ayoreo totobiegosode entienden que tanto la posesión de sus tierras y territorios como el cuidado y gestión sostenible de sus bosques es condición necesaria para la vida (como base de su seguridad y soberanía alimentarias) y pervivencia cultural.
Desde el GAT esperamos que el reclamo de tantos años de los ayoreo totobiegosode sea finalmente escuchado por las instancias públicas correspondientes. Que sus últimos bosques en el Alto Chaco paraguayo, por ellos protegidos, no sean degradados y se respeten esas tierras y se reconozca además la relevante contribución de este pueblo para el desarrollo más sostenible de toda la región. Nosotros sí valoramos este aporte y esperamos que este pueblo sea apoyado en sus esfuerzos. También aspiramos a que se respete su derecho de autodeterminación, y que no sean obligados a tener contacto.
Los órganos públicos deben dar respuestas concretas. Si vamos por este sendero, en consonancia con los acuerdos que garantizan nuestros humanos derechos ganaremos todos, incluyendo las generaciones futuras. Así lo vemos.
La cooperación de Manos Unidas ha sido, y es, muy valiosa. El proyecto de “Apoyo a los Pueblos Indígenas del Chaco Paraguayo” que desarrollamos conjuntamente, permite seguir acompañando a la población ayoreo totobiegosode. La meta es contribuir a los esfuerzos de las comunidades de este pueblo indígena para la mejoría de su bienestar, el resguardo y la gestión sostenible de su territorio, la protección de sus parientes en situación de aislamiento y para el proceso de consolidación de su organización.
Desde un enfoque jurídico, coopera con el camino de la gente ayoreo totobiegosode en su búsqueda de respuestas ante las débiles políticas públicas para la restitución de tierras y territorios. Igualmente contribuye para actividades de control de su patrimonio territorial, la protección de los recursos y, con ello, la cautela de los derechos de los no contactados. La gestión de su territorio está relacionada con la mejoría de su calidad de vida, la que incluye actividades directas, como de incidencia, en ámbitos de lo educativo, sanitario, de generación de ingresos y fortalecimiento organizativo.
Colateralmente, el proyecto realiza tareas de comunicación que acompañan, a su vez, las necesarias gestiones de incidencia y cabildeo. También apoya a los servicios profesionales, técnicos y administrativos, para el logro de metas propuestas juntamente con la población.
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