Misión de Fô-Buré en Benín: con la mujer en el objetivo

En Misión de Fô-Buré en Benín, la formación y los proyectos dedicados a la mujer, han conseguido, entre otros logros, que todos los recién nacidos tengan una partida de nacimiento, que en la zona se haya abolido la mutilación genital femenina, o que las mujeres puedan pagar la escolarización de sus hijos sin tener que vender lo que se necesita para comer.

En Benín, un país ubicado en el oeste del continente africano, se encuentra un pequeño pueblo de no más de 3.000 habitantes llamado Fô-Buré. En este pueblo, la actividad económica principal para las mujeres es machacar las piedras en la cantera hasta convertirlas en granito, en jornadas laborales maratonianas, que comienzan a las ocho de la mañana y no acaban hasta las seis de la tarde. Aunque el día empieza aún antes, a las cinco, con las labores de la casa. En una reciente visita a Manos Unidas, Juan Pablo López Mendía, misionero afincado en Fô-Buré desde hace dos décadas, resume la situación de la mujer en Benín: “ellas son el centro de la economía y de la sociedad, aunque siempre se encuentran en posición relegada”.

Por ello, las mujeres son las principales beneficiarias de algunos de los proyectos de desarrollo que se han puesto en marcha en la misión diocesana de Fô-Buré con un importante apoyo de Manos Unidas y de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, con quienes hace ya 30 años establecieron un acuerdo de colaboración. Estas iniciativas están destinadas, principalmente, a la educación y a la generación de ingresos porque, “con ellas (las mujeres) uno sabe que el dinero que ganen va a ir destinado a la familia y a sus hijos, pero con  los hombres nunca se sabe”, asegura el religioso español. 

La formación es la mejor manera de que las mujeres “sean capaces de abrir los ojos”. “Una mujer formada ya no tiene por qué depender de los hombres”, asevera López Mendía. Y para ello, ponen todo el empeño en la misión católica de Fô-Buré.

Formación de mujeres líderes para educar a otras mujeres

Uno de los proyectos que más resultados da desde hace años es el de la formación de mujeres líderes para que sean ellas las que trabajen en la educación de otras mujeres. Cada quince días un grupo de seis mujeres locales enseñan a otras mujeres asuntos tan variados como la necesidad de dar a sus hijos una dieta más equilibrada o la importancia de apuntarlos en el registro civil cuando nacen. Esta es, según el religioso riojano, la actividad “más importante” que han llevado a cabo.

También, y con la promoción de la mujer en el objetivo, a lo largo de los años se han puesto en marcha diversas cooperativas, formadas, gestionadas y controladas únicamente por mujeres, cuya actividad principal es la transformación de karité. Los beneficios se reparten dos veces al año, antes de sembrar y antes de llevar a los niños a la escuela, cuando los ingresos extra se hacen más necesarios, y el reparto, justo y equitativo, se hace en función del trabajo y la dedicación de cada una.  

Gracias a la formación y a los proyectos dedicados a la mujer, se ha conseguido, entre otros logros, que todos los recién nacidos tengan una partida de nacimiento, que en la zona se haya abolido una práctica tan extendida en algunos países como la ablación, la mutilación genital femenina, o que las mujeres puedan pagar la escolarización de sus hijos sin tener que vender lo que se necesita para comer.

Juan Pablo López Mendía no quiere, ni puede, dejar de mostrar su admiración por las conquistas de estas mujeres, que están basadas en el trabajo y el esfuerzo y que han permitido que los proyectos funcionen ya solos, sin necesidad de ayuda externa.  “Si yo me levanto a las seis de la mañana, ellas se habrán levantado a las cinco, y si yo me acuesto a las diez de la noche, ellas a las once. Y durante este tiempo que yo he estado dormido, ellas habrán pensado mil formas de vender cualquier cosa para conseguir más dinero y tener una vida más cómoda”, explica. 

Gracias a la colaboración de Manos Unidas y, por supuesto de todos los miembros de la misión de Fô-Buré, quienes han acompañado a estas mujeres en su viaje hacia una vida mejor, todo ha sido posible. Sin su apoyo, tanto moral como financiero, estas mujeres no se encontrarían a día de hoy en esta situación.

 

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