En el mes de septiembre, cuando en la mayoría de los países los escolares están ya inmersos en la rutina del nuevo curso, la campaña “La salud, derecho de todos: ¡Actúa!” se desplaza a localidades de la Autoridad Palestina, concretamente a Belén, Beit-Jala y Beit Sahour, donde la tasa de niños y jóvenes afectados por problemas de audición es muy elevada.
En el mes de septiembre, cuando en la mayoría de los países los escolares están ya inmersos en la rutina del nuevo curso, la campaña “La salud, derecho de todos: ¡Actúa!” se desplaza a localidades de la Autoridad Palestina, concretamente a Belén, Beit-Jala y Beit Sahour, donde la tasa de niños y jóvenes afectados por problemas de audición es muy elevada.
La sordera en esta zona se debe, sobre todo, a la herencia genética. En Palestina el 40% de los matrimonios son endogámicos (matrimonios concertados entre la familia extensa o directamente entre primos).
En el año 1964, cuando el papa Pablo VI visitó Tierra Santa, le llamó la atención la cantidad de niños afectados por problemas de audición que había en las calles de Belén. Estos pequeños no recibían los cuidados y atenciones necesarios y el Papa mostró su deseo de que se creara un centro educativo dedicado exclusivamente a su rehabilitación. Surgió así el Instituto “Ephpheta Pablo VI”, que siete años más tarde, en 1971, comenzaba su labor de rehabilitación audio fonética con veinticuatro niños sordos.
Con los años y hasta ahora, ha ido ampliando su labor hasta cubrir la totalidad de los estudios obligatorios (16 años), además de impartir cursos de corte y confección, secretariado, lenguas y humanidades. Hoy en día, en un mundo tan cambiante, se han planteado la necesidad de ampliar sus actividades para conseguir una mejor integración de estos niños y jóvenes en la sociedad.
Los estudiantes provienen de diferentes localidades de Palestina (Belén, Beit Jala, Beit Sahour, Ramallah, Hebrón y Jericó). No pueden asistir, sin embargo, los niños de Jerusalén y del Norte porque el muro que rodea casi por entero la ciudad de Belén, no se lo permite. La mayoría, excepto 20 niñas internas, regresan a casa cada tarde.
Además de las labores de rehabilitación, educación y formación, se ayuda a los niños con audífonos, con un programa de rehabilitación especial. Para aquellos afectados por sordera profunda, que han podido beneficiarse de implantes cocleares, hay un programa específico de reeducación.
En Tierra Santa la construcción del muro ha afectado a la agricultura -principal medio de subsistencia - y, por consiguiente al crecimiento económico local. Además, los residentes en esta zona han visto reducido su acceso a los mercados y a los servicios de salud y educación. El desempleo y la pobreza han aumentado también desde el año 2000 hasta el punto de que el 60% de los hogares palestinos de la zona son ahora pobres.
En estas circunstancias, Manos Unidas apoya también a la sociedad sin ánimo de lucro “Beit El-Noor”, que lleva 37 años tratando los problemas oftalmológicos de la población palestina más desfavorecida, ya sean cristianos o musulmanes, y a un centro sanitario en Beit Sahour, próximo a Belén, avalados todos porla Misión Pontificia– Jerusalén.
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