Petróleo y contaminación en Ecuador

Más de 50 años sin reparación para las comunidades.

Día Mundial del Medio Ambiente 2022 - Foto Marco Gordillo - Manos Unidas

En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, reproducimos por su interés un artículo firmado por Marco Gordillo, coordinador de Campañas de Manos Unidas, y publicado en El País - Planeta Futuro el 5/06/22.

«Nos decían que el petróleo era bueno para la piel»

Día Mundial del Medio Ambiente - Manos Unidas - El País - Planeta Futuro
Artículo publicado originalmente en el El País.

El calor tropical nos recibe en Francisco de Orellana, una ciudad ecuatoriana de cincuenta mil habitantes que surgió de la nada hace medio siglo, aupada por una riqueza recién descubierta en el subsuelo: petróleo. Enclavada en plena selva amazónica, rodeada por tres grandes ríos que terminan uniéndose al Amazonas y en mitad de reservas naturales, Orellana comparte la exuberancia ruidosa y llena de color tan típica de esta región afortunada y dolida.

Luis Yanza y Ermel Chávez, del Frente de Defensa de la Amazonía, nos van a ayudar a comprender el drama cotidiano que viven miles de personas que pueblan la aparentemente pacífica selva ecuatoriana. Nada más comenzar el viaje, visitamos a un misionero capuchino, originario de Pamplona, que lleva toda su vida en la región. Con pocas palabras y con una mirada que transmite inteligencia, compromiso e indignación, José Miguel Goldaraz resume así lo que ha pasado y lo que pasa: 

Día Mundial del Medio Ambiente - Manos Unidas - José Miguel Goldaraz - Foto Marco Gordillo
José Miguel Goldaraz, misionero español en Ecuador.

«En los 70 fue el primer gran derrame de petróleo en San Carlos… Entonces demandamos… Nadie nos escuchó y el río Napo quedó contaminado. En los 90 fue el segundo gran derrame… Entonces demandamos… pero nada pasó. “Impunidad” es la palabra que define aquí a una petrolera –continua Goldaraz– y, mientras tanto, el pueblo sufre las consecuencias. Por eso –remata tajante el misionero– no creo en los derechos humanos. Son una entelequia de la academia… ¿Cómo se puede afirmar que todos somos iguales y tenemos la misma dignidad? Quienes vivimos aquí y acompañamos a la gente, sabemos que eso es rotundamente falso».

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Con esa especie de «pesimismo ilustrado» que nos deja José Miguel en el cuerpo, dedicamos un par de días a visitar comunidades y familias de la región. Don Servio, uno de los pobladores, cuenta cómo tuvo que abandonar su casa cuando la Texaco comenzó a perforar pozos y excavar en tierra bruta las «piscinas» de varios metros de profundidad en las que se vertieron, sin más, todos los desechos tóxicos de las primeras fases de la explotación petrolífera.

Hoy, cincuenta años después, esos desechos siguen ahí, a no más de cinco centímetros de la superficie, contaminando las aguas subterráneas y el agua de lluvia que llega a escorrentías y ríos, lo que provoca la muerte de plantas y animales. Don Servio muestra el pozo de agua de la que era su casa, del que bebieron agua contaminada durante años… Sus padres –nos dice– fallecieron enfermos por la contaminación.

Día Mundial del Medio Ambiente 2022 - Foto Marco Gordillo - Manos Unidas«Cuando de pequeños nos bañábamos en el río, con petróleo –relata don Servio–, los trabajadores de las compañías nos decían que no pasaba nada, que eso era bueno para la piel…».

Don Hugo, por su parte, se lamenta del derrame que el pasado diciembre afectó a la parte trasera de su casa… «Un accidente», le dicen de la compañía. Don Hugo ha perdido más de la mitad de sus animales. Nos enseña el acta de indemnización en la que ha detallado las pérdidas. «Los de la compañía no saben cuándo me van a pagar», dice con tristeza. «¿Y yo mientras tanto qué hago?, ¿de qué vivo?».

Continuamos visitando a familias que participan en proyectos apoyados Manos Unidas. Me enseñan con orgullo las cisternas instaladas al lado de sus casas, preparadas para recoger y depurar el agua de lluvia para el consumo humano. Se sienten afortunadas. No todas las familias tienen la posibilidad de beber agua no contaminada. Y nos explican cómo distribuyen cuidadosamente el agua para beber y cocinar a lo largo del año. Yo les cuento que, como muchas organizaciones, financiamos cisternas para recoger agua de lluvia en regiones semiáridas y escasísimas lluvias, pero… ¿no es un contrasentido construir cisternas en selvas con abundantes ríos y en las que llueve casi todos los días? «Es absurdo, sí, tanto como comprar en la región agua embotellada a un dólar el litro… Pero eso es lo que nos ha dejado el petróleo», responde uno de los pobladores.

«Y nos acusan de corruptos… Nadie aguanta tanto tiempo así»

Al día siguiente conozco a Wilmo, que nos enseña cómo el agua contaminada por una piscina acaba en un pequeño río rodeado de letreros que alertan del peligro de contaminación. También nos muestra su piel llena de eccemas a causa del agua contaminada. Ermel me invita a acompañarle. Nos adentramos en la selva, hasta que el sendero desaparece. Y ahí, donde ya solo vemos vegetación, me descubre una nueva piscina de petróleo… «Hay cientos de piscinas en toda la zona», asegura. «Cuando se fue la Texaco, declaró poco más de 300 piscinas como esta, aunque en realidad hay más de mil, todas de la misma época».

Día Mundial del Medio Ambiente 2022 - Foto Marco Gordillo - Manos Unidas
Ermel Chávez, del Frente de Defensa de la Amazonía, muestra el petróleo y los desechos tóxicos que se pueden encontrar cerca de las comunidades.

En la década del 2000, el Frente de Defensa de la Amazonía consiguió organizar y unir a treinta mil ecuatorianos para realizar una demanda colectiva contra Texaco por daños ambientales y a la salud. Después de un largo y costosísimo litigio en Ecuador, Texaco fue condenada en 2011 a pagar 10 mil millones de dólares para reparar los daños causados a las comunidades. «Pero la Chevron (antes Texaco) no ha pagado ni un centavo», continúa Ermel. «Su estrategia fue el contrataque. Sus abogados denunciaron ante un juez americano que la sentencia contra Chevron en Ecuador se había obtenida por medios corruptos y que el juicio no tenía validez…».

Texaco ganó este juicio en Estados Unidos en 2016. Ermel siente rabia, decepción, cansancio. Con su mano impregnada de petróleo, hace la señal de stop y muestra su camiseta, en la que aparece el nombre del abogado que creyó en ellos y los apoyó en el proceso, y que todavía hoy permanece bajo arresto domiciliario en los Estados Unidos… «Cincuenta años luchando –concluye Ermel– y ninguna empresa se ha hecho responsable del daño causado a nuestros ríos y a nuestra gente. Y nos acusan de corruptos… Nadie aguanta tanto tiempo así».

Las empresas y la «diligencia debida»

Al volver a España, aún removido por todo lo visto y escuchado, no dejaba de preguntarme por qué tanta gente, en los lugares más extraordinarios, vive en la pobreza y la precariedad, con su entorno deteriorado, mientras otros se enriquecen a costa de sus recursos naturales. La reflexión se convierte fácilmente en indignación al saber que hay miles de Orellanas en todo el mundo. Tenemos la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. El Acuerdo de París sobre Cambio Climático. Las cumbres de la tierra para defender el medio ambiente. Pero no es suficiente.

Día Mundial del Medio Ambiente 2022 - Foto Marco Gordillo - Manos UnidasSi de verdad queremos construir un mundo más justo, inclusivo y que «no deje a nadie atrás», todavía nos queda mucho por hacer. Y esto pasa por cumplir con los Principios Rectores de Naciones Unidas para las empresas: proteger, respetar y reparar, cuidando del planeta y de las personas. Y un capítulo clave en este camino es el «deber de diligencia» de las empresas, para cumplir escrupulosamente con el respeto de los derechos humanos y ambientales, en cualquier lugar del mundo. En la ONU se debate sobre un tratado vinculante. La UE acaba de publicar su propuesta de directiva europea sobre diligencia debida. El gobierno español prepara una ley de debida diligencia para las empresas españolas...

Todo esfuerzo será poco mientras en el mundo siga habiendo Orellanas: empresas depredadoras e irresponsables, gobiernos cómplices y poblaciones precarias y desorganizadas y sin capacidad para defender sus derechos.

Yo sí creo en los derechos humanos. En la dignidad de cada persona. En que un medio ambiente sano determina la calidad de vida de las personas y la calidad humana de una sociedad. Y creo que eso se construye poco a poco y entre todos. Celebremos pues, este 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, preguntándonos en qué y cómo contribuir para que existan menos Orellanas que lamentar, y más vida que celebrar.

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