El doctor Arriola se define como "un trabajador de la salud que lucha por la igualdad, la justicia y la búsqueda permanente de la soberanía alimentaria basada en los derechos humanos".
La realidad de las comunidades del pueblo chortí es de condiciones muy precarias y adversas. Hay muchísimos factores ambientales, como el estado de las carreteras y la falta de agua. Además, las tierras son sumamente áridas y la agricultura es dependiente totalmente de la lluvia.
Hemos tenido años donde las pérdidas de las cosechas superan el 80% y estas situaciones generan hambre, miseria y pobreza en todas las comunidades y, como consecuencia lógica, pues mucha desnutrición.
La desnutrición crónica es uno de los problemas más serios a escala de Guatemala, ya que se habla de un índice del 49 %, pero en la zona chortí creemos que puede llegar a rondar el 75 %.
El día a día de nuestro trabajo es primeramente atender a los pacientes que consultan a este dispensario Bethania, de la Asociación Santiago Jocotán. Son unos 25 y 30 pacientes diarios, con muchas enfermedades, principalmente diarreas y cuadros de bajo peso en los niños desnutridos.
Ese trabajo cotidiano como médico nos ha permitido generar estrategias y propuestas para hacer proyectos y algún tipo de acciones puramente en la comunidad.
Nosotros tenemos un centro de recuperación nutricional. Mi sueño, realmente, es que pudiera desaparecer este centro y entonces, por eso, es que nos encaminamos en el día a día con los proyectos apoyados por Manos Unidas, para poder trabajar y enfrentar las condiciones de miseria y de esas que tienen las comunidades.
Mi proyecto actual con Manos Unidas va siempre con el tema del derecho a la alimentación, el enfoque de la soberanía, alimentaria y garantizar que las personas puedan tener disponibilidad, tanto de maíz, de frijol, a través de la misma reservas de semilla criolla y de los bancos de semillas.
Los huertos familiares nos han permitido que la gente tenga disponibilidad de algunos alimentos y no solo para consumo. Ellos hacen intercambios de ciertos productos. Lo que alguien cosecha, lo que el otro cosecha, se lo intercambian y eso va favoreciendo la crianza de peces, la reserva de agua de lluvia.
Todas ésas son acciones que pueden parecer muy mínimas, pero en las condiciones del día a día, cuando nosotros vemos el rostro de las señoras, de las mamás, de alegría de venirnos a compartir un rábano, de venirnos a dejar un banano y eso es realmente es muy alentador.
Sabemos que, aunque sea en una pequeña escala, estamos contribuyendo a que las condiciones de las personas mejoren y, sobre todo, cambiar esa actitud asistencialista y de que estén esperando a ver qué nos va a dar el Gobierno, qué nos van a regalar.
Así, ellos producen sus propios alimentos para el consumo y cambian su actitud hacia el consumo también. El plan educacional pretende que ya no consuman alimentos como frituras, gaseosas y otro tipo de cosas que solo nos enferman. Todo esto son cambios que, con este proyecto de Manos Unidas, estamos haciendo aquí.