"Sor Hortensia, pocera de pueblo de Dios": con Manos Unidas a Senegal

Llegamos hasta aquí porque Manos Unidas respondió a la llamada de sor Hortensia. Una española que lleva casi 50 años en Senegal y que sólo en esta región de Sanghé ha construido más de doscientos pozos. Le digo que, a partir de ahora, entrará a formar parte del grupo de super héroes del programa con el nombre de "Hortensia la pocera".

Pueblo de Dios está de viaje en Senegal, acompañado por un equipo de Manos Unidas, visitando proyectos que nuestra ONG apoya en el país africano. Hoy están volando a la Casamance, la región sur del país, pero antes han estado en Sanghé, donde han conocido a una misionera todoterreno, la hermana Hortensia. Santiago Riesco ha escrito sobre ella en el blog de Pueblo de Dios. No dejes de leerlo.

Los 200 pozos de Hortensia

"De Dakar a Sanghé la carretera está asfaltada casi en su totalidad. En poco más de hora y media se recorren los 80 kilómetros que separan esta pequeña localidad rural de la capital senegalesa.

Sanghé tiene entre 4.000 y 5.000 habitantes repartidos en nueve barrios diseminados por una tierra seca y árida donde los baobabs son el único freno capaz de desafiar el avance del desierto. Aquí viven tres Hermanas de la Inmaculada Concepción de Castres. Una fundación francesa que este domingo verá canonizada a su fundadora y que está formada por dos senegalesas y una española.

Sor Hortensia en Sanghé. Foto:marta carreño

Estas tres mujeres se multiplican para atender el dispensario, la maternidad, la escuela infantil, el taller de costura que funciona como sastrería y el de jabones. Pero es que, además, son las animadoras y el motor de las 900 mujeres organizadas en la Asociación "Las Amazonas" que tiene presencia en los nueve barrios para acometer pequeños proyectos financiados con microcréditos. Y hasta de dinamizar un mercado abandonado.

Llegamos hasta aquí porque Manos Unidas respondió a la llamada de sor Hortensia. Una española que lleva casi 50 años en Senegal y que sólo en esta región ha construido más de doscientos pozos. Le digo que, a partir de ahora, entrará a formar parte del grupo de super héroes del programa con el nombre de "Hortensia la pocera". Y se ríe con unos ojos claros y el pie hinchado y amoratado porque ayer se le cayó una máquina de coser al cargarla en el choche. Ni una queja. Sólo buenas palabras para que no nos preocupemos.

Le damos una bolsa de hielo mágico de nuestro botiquín y una crema antiinflamatoria. Y nos explica que la Providencia siempre le sale al paso. Y que primero lo va a meter en agua con sal porque, a sus 73 años, no es muy dada a pastillas, inyecciones y medicamentos convencionales. Que sortea la malaria con las hojas del árbol que tiene en el patio y que no ha cogido un catarro en su vida porque duerme con una cebolla cortada en la mesilla.

Para Hortensia todo es sencillo y en todo ve a Dios. Disfruta con su trabajo de promoción de la mujer. Viviendo el progreso junto a ellas. Alegrándose con sus alegrías y compartiendo las penas "para tocar a menos y que pasen cuanto antes". Hortensia anda ahora empeñada en ampliar la escuela, pero no sabe cómo hacer para que económicamente se sostenga. Cree que la solución puede pasar por construir un albergue donde voluntarios, cooperantes y turistas paguen por alojarse y, de este modo, el dinero sirva para pagar a los profesores de los niños. Aún es solo un sueño. Pero la Providencia no descansa.

Un vecino ya le ha regalado el terreno. Y las mujeres de Manos Unidas se van con el proyecto para estudiar su viabilidad. Quién sabe si dentro de nada recibe un cheque y levanta este albergue que haga su sueño realidad, que sirva para que funcione la escuela y la pocera buena siga haciendo milagros en mitad de la aridez de Sanghé".

 

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