«Es un privilegio contribuir a la tarea de Manos Unidas»

Emocionantes testimonios de las delegadas de Jerez y Tarragona.

Imagen de Javier Mármol (Manos Unidas) - Pequeño en Senegal

La grandeza de servir a los más desfavorecidos

Testimonio de Elisa Montes, delegada de Manos Unidas Jerez.


Elisa Montes, delegada de Manos Unidas Jerez. | Imagen: Manos Unidas.

Recientemente recibí el encargo de presidir la Delegación de Manos Unidas de la Diócesis de Asidonia-Jerez y, con una mezcla de alegría y temor a lo novedoso, emprendí un camino que, en estos pocos meses, me ha ido descubriendo la grandeza de servir a los más desfavorecidos de nuestro mundo. No me canso de repetir que, en el trabajo por los demás, siempre se recibe mucho más de lo que se da.

Cuando profundizamos en las causas del hambre y la pobreza, el primer sentimiento que nos invade es la vergüenza y una cierta sensación de fracaso de este mundo nuestro, tan lleno y tan sobrado de bienes. Pero, una vez superado este primer impacto, desde nuestro corazón surge esa necesidad imperiosa de «hacer algo».

Y qué cosa más grande, tengo el privilegio de poder contribuir desde mi diócesis a la tarea maravillosa de Manos Unidas. Porque todos los voluntarios y colaboradores tenemos alma misionera y acompañamos con nuestra oración y nuestro tiempo a los desfavorecidos y a quienes trabajan por su bienestar. Hasta esos rincones del mundo no llegarán nuestros pies ni nuestras manos, pero sí nuestros corazones.

Agradezco al Señor que me haya traído a Manos Unidas y a todas las voluntarias y voluntarios que mantienen encendida la luz de la fe y de la unidad con los hermanos que nos esperan. Unidos en la oración, seguimos caminando en este ideal de transformar el mundo.

El orgullo de pertenecer a Manos Unidas

Testimonio de Dolors Segura, delegada de Manos Unidas Tarragona.


Dolors Segura, delegada de Manos Unidas Tarragona | Imagen: Manos Unidas.

Hace tres años me incorporé como voluntaria de Manos Unidas en la Delegación de Tarragona, donde desde el primer momento me sentí muy bien acogida. Empecé como responsable de la Marcha de la Solidaridad, una actividad muy consolidada y que moviliza cada año a centenares de jóvenes de la ciudad.

Participar en las jornadas de formación en El Escorial me permitió conocer mejor a Manos Unidas y en ese momento pensé que estaba en la organización donde quería estar, con unos objetivos y valores cristianos con los que me siento totalmente alineada y que me hacen sentir orgullosa de pertenecer a la Organización.

El compromiso y dedicación del equipo de voluntarias y voluntarios de la delegación, y saber que con nuestro trabajo podemos ayudar a que personas de países del Sur lleven una vida digna, ha sido clave para comprometerme en esta nueva etapa como delegada y dar continuidad al gran trabajo que se ha realizado hasta ahora.

Lo asumo con responsabilidad, respeto, vocación de servicio y mucha ilusión para seguir este camino para frenar la desigualdad, y con el convencimiento de que un mundo mejor es posible.

Artículo publicado originalmente en el número 221 de la revista oficial de Manos Unidas.
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