En la última década, los teléfonos móviles han pasado a dominar nuestra vida cotidiana. Su venta se ha incrementado exponencialmente en todo el mundo, sobre todo los denominados smartphones. En el mundo, casi dos de cada tres personas de entre 18 y 35 años poseen un teléfono móvil y, en sólo 10 años, se han producido más de 7.000 millones de estos dispositivos, aproximadamente el mismo número de habitantes que hay en el planeta.
En la última década, los teléfonos móviles han pasado a dominar nuestra vida cotidiana. Su venta se ha incrementado exponencialmente en todo el mundo, sobre todo los denominados smartphones. En el mundo, casi dos de cada tres personas de entre 18 y 35 años poseen un teléfono móvil y, en sólo 10 años, se han producido más de 7.000 millones de estos dispositivos, aproximadamente el mismo número de habitantes que hay en el planeta.
Los móviles poseen importantes costes sociales y medioambientales. Un móvil estándar contiene entre 500 y 1.000 componentes distintos. La extracción y procesamiento de estos componentes generan unos 75 kg de desperdicios por teléfono. Algunos de estos elementos son recursos caros y escasos, y están relacionados con abusos sociales y medioambientales.
El impacto ambiental de la producción de smartphones es tan alto que para compensar las emisiones de gases efecto invernadero tendríamos que usar cada dispositivo entre 33 y 89 años.
Sin embargo, en Europa se renueva cada año alrededor del 40% del parque de móviles existentes, lo que suponen unos 18 millones de móviles sólo en España.
En el Día Mundial del Medioambiente, las entidades que formamos parte de la iniciativa Enlázate por la Justicia (Manos Unidas, Cáritas, CEDIS, CONFER, Justicia y Paz y REDES), incitamos a la sociedad a impulsar medidas transformadoras, para hacer un uso racional y sostenible de los teléfonos móviles.
Denunciar los abusos sociales y medioambientales que se cometen tanto en el proceso de fabricación como en el uso diario de nuestros móviles es el objetivo que queremos impulsar dentro de la campaña “Si Cuidas el Planeta, Combates la Pobreza”
En enero de 2021, entra en vigor en toda la Unión Europea el Reglamento sobre los minerales en zonas de conflicto, marcándose como objetivo contribuir al control del comercio de los metales procedentes de estaño, tantalio, tungsteno y oro (3TG). Con ello, se pretende garantizar las normas internacionales y contribuir a romper el vínculo entre conflicto y explotación ilegal de minerales; y ayudar a acabar con la explotación y los abusos contra las comunidades locales, incluidas las personas que trabajan en las minas, y fomentar el desarrollo local.
El marco de referencia inicial es la Guía de Diligencia debida de la OCDE (2011), que establece una serie de recomendaciones para que las empresas se comprometan a hacer un autodiagnóstico voluntario sobre el origen de los minerales que utilizan y a publicar esa información en sus informes anuales o sitios web.