Un impuesto a las transacciones financieras para el bien común

El Cardenal Turkson ha dicho que una forma de lograr que la economía y las finanzas vuelvan nuevamente a los límites de su verdadera vocación, incluida su función social, sería a través de medidas fiscales sobre las transacciones financieras.

En vísperas de la cumbre especial de la Unión Europea sobre la crisis de la eurozona del próximo 30 de enero, el cardenal Turkson, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, ha apoyado la adopción de un impuesto a las transacciones financieras en el sector financiero, que serviría para crear riqueza para la sociedad en su conjunto. El cardenal ha hablado así durante su intervención en la reunión anual de la junta de directores de la Alianza Internacional de Agencias Católicas de Desarrollo CIDSE, de la que forma parte Myriam García Abrisqueta, presidenta de Manos Unidas y que durante mucho tiempo ha defendido este impuesto.

El Cardenal Turkson ha dicho que una forma de lograr que la economía y las finanzas vuelvan nuevamente a los límites de su verdadera vocación, incluida su función social, sería a través de medidas fiscales sobre las transacciones financieras. Éstas se deben aplicar con tarifas justas, fijadas en proporción a la complejidad de las operaciones, especialmente las realizadas en el mercado secundario.

“Este tipo de impuesto sería muy útil para promover el desarrollo global y la sostenibilidad de acuerdo con los principios de justicia social y solidaridad. También podría contribuir a la creación de un fondo de reserva mundial para apoyar las economías de los países afectados por la crisis, así como la recuperación de sus sistemas monetarios y financieros”, ha manifestado.

Por su parte, John Arnold, obispo auxiliar de Westminster, presente en la reunión de CIDSE, también apoyó el impuesto, e instó a los gobiernos escépticos, como el Reino Unido, a seguir la misma línea para situar a la dignidad humana en el centro de una vida económica. “Los seres humanos son, a la vez, la fuente y el propósito de toda actividad económica; tenemos que reformar los mercados financieros para que puedan servir al bienestar humano y la sociedad”, dijo el religioso británico.

El funcionamiento de los mercados financieros ha demostrado ser crucial en la redistribución de la riqueza. De hecho, las actividades especulativas son capaces de generar fluctuaciones económicas que tienen un efecto desestabilizador en la economía. Y la inestabilidad económica, a su vez, aumenta la desigualdad, como demuestra ampliamente la situación actual de muchas sociedades europeas.
Un impuesto sobre las transacciones financieras podría contribuir a reducir la especulación y estabilizar los mercados, así como aumentar los ingresos urgentes.

CIDSE insta a la cumbre de la Unión Europea a tomar medidas concretas hacia la adopción de dicho impuesto. “La adopción de un impuesto a nivel de la Unión Europea es lo que hay que hacer. La UE tiene potencial para recaudar el dinero necesario para financiar proyectos de desarrollo y la lucha contra el cambio climático, y para poner en marcha medidas para una mayor justicia y equidad. No hay que restaurar el crecimiento económico a toda costa, como un negocio basado en el modelo habitual que protege los intereses de unos pocos. Los escépticos deben darse cuenta de que un impuesto sobre las transacciones financieras podría recorrer el largo camino hacia la estabilización de los sistemas financieros y luchar, al mismo tiempo, contra la pobreza en algunos de los países más vulnerables del mundo”, ha dicho Chris Bain, presidente de CIDSE.

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