El clima del futuro se caracterizará por unos desajustes a nivel climático que ya está provocando una serie de fenómenos naturales de gran impacto, tales como sequías e incendios, inundaciones, olas de calor, un aumento en la frecuencia de las tormentas tropicales y una pérdida irrecuperable de la biodiversidad en las zonas más importantes del planeta, como las selvas y los bosques.
El clima del futuro se caracterizará en Europa por un incremento de las restricciones de agua debido a la reducción del flujo de los ríos y acuíferos subterráneos, a la vez que aumenta la demanda de irrigación, energía, industria y uso doméstico. Este proceso se intensificará en determinadas zonas del continente debido a una mayor pérdida de agua a través de la evaporación, que a su vez está provocada por el aumento de las temperaturas.
Sin embargo, estas altas temperaturas también provocan olas de calor, tales como las que vivimos en Europa en 2003, por lo que tienen un impacto negativo en la salud, el bienestar público, la productividad laboral, la producción agrícola y la calidad del aire, así como el riesgo de un aumento.
Por otra parte, el 2014 fue el año más caluroso de Brasil, por lo que se sucedieron severas sequías e inundaciones, que no solo afectaron a este país, sino también a Paraguay, Argentina y Uruguay. Se alerta de una mayor probabilidad de inundaciones, concretamente en las zonas costeras y las cuencas de los ríos, a causa de la urbanización creciente, la erosión de la costa y el aumento del nivel del mar por la descongelación de los glaciares.
Se prevén también sequías en todo centroamérica y el Caribe, en el área nordeste como Venezuela y Guyana, así como también la zona suroeste, concretamente en Chile y el sur de Argentina. Sin embargo, las precipitaciones y posiblemente inundaciones, se prevén en Ecuador, Colombia y Uruguay.
Este último fenómeno mencionado también está provocado por el calentamiento global, ya que es el aumento de las temperaturas lo que provoca el derretimiento acelerado de las capas de hielo y los glaciares, así como también de la nieve de las altas cumbres del mundo. El agua liberada se acumula finalmente en el mar, lo que podría provocar que en los próximos 45 años se experimente un aumento considerable del nivel del mar, lo suficiente como para inundar ciudades costeras de las zonas bajas del planeta, así como los deltas de los ríos.
Este aumento del nivel del mar afectará a más de 600 millones de personas que viven en las áreas costera de Latinoamérica y el Caribe, en forma de severas inundaciones en las costas. Por otra parte, también se sufrirá un calentamiento de los océanos y la acidificación asociada al cambio climático, lo que disminuirá aún más la pesca marítima.