Encíclica «Laudato Si'»

La encíclica del papa Francisco sobre el cambio climático insta a cambios radicales

El papa Francisco nos invita a todos y cada uno –individuos, familias, colectivos locales, nacionales y comunidad internacional– a una "conversión ecológica", a asumir la urgencia del desafío que se nos presenta ante el «cuidado de la casa común».

"¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?" es una de las preguntas centrales de la encíclica. El documento toma su nombre de la invocación de san Francisco, Laudato si', mi' Signore, que en el cántico de las criaturas recuerda que la Tierra, nuestra casa común, "es también como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos recibe entre sus brazos". Nosotros mismos "somos tierra". Nuestro propio cuerpo está formado por elementos del planeta, su aire nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura".

También nos conduce a interrogarnos sobre el valor de la vida social: "¿Para qué pasamos por este mundo? ¿para qué venimos a esta vida? ¿para qué trabajamos y luchamos?". "Debemos plantearnos estas preguntas", dice el pontífice.

Al mismo tiempo, el papa Francisco reconoce que «se advierte una creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta». El papa expone con fuerza la preocupación compartida sobre la degradación que sufre el medio ambiente, la casa común, nuestra "madre y hermana", con la que compartimos la existencia; una Tierra maltratada que clama, y cuyos gemidos se unen a los de todos los maltratados de mundo.

A lo largo de las 192 páginas, Francisco llama la atención sobre la íntima unión que existe entre la degradación ambiental y la degradación humana. El lenguaje del papa es directo y particularmente incisivo. Nos exige que reconozcamos nuestra responsabilidad directa en esta degradación. No podemos vivir sin tener en cuenta que nuestro modo de consumir afecta directamente a los más vulnerables, cuyos rostros no nos atrevemos ni a mirar.

Para entender nuestra responsabilidad en la edificación de esta "casa común", en la que todo (ambiente, economía, cultura, ética y espiritualidad) está relacionado, como indica el santo padre, necesitamos redescubrir el principio y sentido último de nuestro papel en la Creación: el amor de Dios, del que procede todo lo creado como un don para todos.

Por otra parte, también se refiere al cambio climático como "un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas y políticas". Y continúa: "El clima es un bien común, de todos y para todos (...) y el impacto más grave de su alteración recae en los más pobres". Sin embargo, "muchos de los que tienen más recursos y poder económico o político parecen centrarse en enmascarar los problemas".

El papa también hace referencia a la cuestión del agua. "El acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal (...) privar a los pobres del acceso al agua significa negarles el derecho a la vida".Por otra parte, también menciona la pérdida de biodiversidad: "Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, y tampoco podrán hacerlo nuestros hijos".

No se olvida de la deuda ecológica en el marco de una ética de las relaciones internacionales: "Existe una auténtica deuda ecológica, sobretodo del Norte en relación con el Sur del mundo. Frente al cambio climático hay resp

onsabilidad que son mayores en los países occidentales".

Manos Unidas comparte la denuncia del papa sobre el exagerado antropocentrismo de nuestra cultura, el cual deriva en una lógica de usar y tirar, que justifica todo tipo de descarte; una lógica que condiciona la vida de las personas y el funcionamiento de la sociedad, que construye una economía basada en rédito, sin mirar a las personas, que sobrevalora las capacidades del mercado para autorregularse, y que conduce a la explotación infantil, a la trata de seres humanos, al expolio de los recursos, sin tener en cuenta su destino para todos, y al descarte de los que no interesan.

Manos Unidas asume la llamada de Francisco para contribuir, desde nuestro trabajo, a la renovación cultural basada en una conversión ecológica integral, que parta de "una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conforme una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático". (LS,111).

Laudato Si nos invita a abrir espacios de diálogo que rompan con la falta de decisión política, y que permitan llegar a acuerdos sobre los regímenes de gobernanza mundial, para acabar con todo tipo de corrupción, y hacer valer, en definitiva, la dignidad de cada persona.

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