El derecho de las mujeres a la salud en la India se ve influenciado por el poder adquisitivo de la familia a la que se pertenece, y por la hora de la zona geográfica en la que se viva. Por tanto, nos encontramos en un país donde el derecho a la salud es muy desigual, su acceso es limitado y en numerosas ocasiones precario.
Datos estadísticos:
Población total: 1.240.000
Ingreso nacional bruto per cápita (en dólares internacionales): 3,590
Esperanza de vida al nacer h / m (años): 64/67
Probabilidad de morir antes de alcanzar los cinco años (por 1000 nacidos vivos): 56
Probabilidad de morir entre los 15 y los 60 años, h / m (por 1000 habitantes): 247/159
Gasto total en salud por habitante ($ int, 2011): 141
Gasto total en salud como porcentaje del PIB (2011): 3.9
La India cuenta con un amplio sector al cuidado de la salud y hay servicios médicos de gran calidad en las ciudades más importantes. Sin embargo, en pueblos pequeños y aldeas puede ser un problema obtener una adecuada atención médica.
Durante los últimos 5 años Manos Unidas ha financiado 56 proyectos por un importe total de 2.676.728 euros, entre los que destacan los programas de educación no formal y cursos puente para jóvenes sin escolarizar de barrios marginales y zonas rurales. En el sector sanitario, se han financiado programas de prevención y atención en zonas rurales, destacando el incremento de programas relacionados con el SIDA en grupos de riesgo, como los camioneros. En los barrios marginales de las principales ciudades se han financiado proyectos para recolectores de basura y trabajadoras domésticas.
Promoción de la salud entre las mujeres tribales: en el estado de Chhattisgarh, en el centro de la India, la pobreza y la falta de acceso a la atención sanitaria hacen que el índice de mortalidad de madres e hijos sea muy elevado. Manos Unidas colabora con la congregación de Deen Bandhy Samaj para, entre otras cosas, mejorar la situación de las mujeres y sus hijos.
Testigo:
Somar, beneficiaria del proyecto: "El nacimiento de mi primera hija me hizo sufrir mucho, me quedé sin fuerzas y, cuando llegué a casa desde el hospital no me dieron de comer. Me decían que una mujer que acaba de dar a luz a su hijo no puede comer nada hasta tres días después del parto. Con mi hija Kala ha sido diferente. Mi suegra me dijo que esta tradición no era buena, que tenía que comer por mí y por la niña. Mi suegra forma parte del programa de la congregación Deen Bandhu Samaj".