En la India nos encontramos con un contexto complicado para la mujer, pues es una sociedad donde difícilmente sus derechos como personas son normalmente respetados. Y por ello, tienen que luchar por sobrevivir en una sociedad muy desigual.
La Constitución y las leyes indias garantizan la igualdad entre hombres y mujeres. Los matrimonios infantiles, la dote o los abortos selectivos, están prohibidos en el país. Las mujeres son vulnerables y están sometidas a bodas forzadas, trata, explotación, además de un sinfín de desigualdades sociales que imposibilitan la realización plena de sus derechos como personas y las colocan en una posición de inferioridad con relación a los hombres, al no poder elegir y vivir por sí mismas, sino en dependencia y subordinación a ellos.
Cada día, alrededor de 200 niñas y mujeres se introducen en el negocio del tráfico ilegal en la India. El 80% lo hace en contra de su voluntad (datos de la Fundación Vicente Ferrer). Para acabar con esta lacra hay que implementar un conjunto de medidas legislativas, institucionales y sociales, con presencia de las mujeres en todos los niveles de representación, y redoblar esfuerzos para cambiar creencias y actitudes para conseguir un verdadero cambio social.
Actualmente, el 47% de las mujeres son obligadas a casarse antes de llegar a la mayoría de edad. Se calcula que en las últimas tres décadas se han producido unos 12 millones de abortos selectivos de niñas, y que entre 25.000 y 100.000 mujeres son asesinadas cada año en disputas sobre la dote.
"Para lograr el cambio social, a medio y largo plazo, se requieren, además de cambios legales, educativas y de empoderamiento de las mujeres, en particular una mayor presencia política", según apunta el último informe de TrusLaw.
Programa de desarrollo para mujeres, jóvenes y niñas marginadas: Las Hermanas Misioneras Franciscanas de María, con quien colabora Manos Unidas, llevan años dedicándose a cambiar la historia que persigue a las mujeres dommara en el estado de Andhra Pradesh de la India. Esta subcasta, los dom, se caracteriza por haber hecho de la prostitución un medio de vida. La mayoría de las niñas dommara son prostitutas en potencia; si no se evita, heredarán la profesión de sus madres y abuelas.
Testigo: "Soy una mujer dommara, y soy prostituta. Como lo fue mi madre. Mi marido bebe mucho y trabaja poco. Yo me encargo de llevar el dinero a casa. Hace unos meses conocí el programa de desarrollo de las Hermanas Misioneras y voy a unos talleres que me permitirán dejar la prostitución. Y si hay algo que sé, es que mis hijas no serán prostitutas". (ANONIMO)