El hambre, un problema con solución

¿Qué acciones podemos hacer para acabar con el hambre en el mundo?

Hay dos vías básicas para luchar contra el hambre en el mundo. La primera es aquella que se enfoca hacia aumentar la capacidad productiva de las familias y por lo tanto hacia aumentar los ingresos mensuales. La segunda, en cambio, apuesta por suministrar directamente a las personas más necesitadas los alimentos básicos para su supervivencia. Manos Unidas trabaja precisamente y desde hace un buen puñado de años en la puesta en práctica de estas dos líneas de ayuda.

A nivel internacional y ya fuera del alcance de las ONG, también son varias las acciones que plantean los expertos en cooperación y desarrollo para resolver la actual situación de mortalidad por culpa del hambre. Las más importantes son la construcción de un gobierno mundial que, alejando los intereses de sólo el 20% del planeta (el que forman los países ricos), busque un mundo más cohesionado y desarrollado en su conjunto, y la creación de un organismo que controle la especulación con las materias primas y regule las fluctuaciones de precios que tan negativamente acaban afectando a las economías familiares de los pequeños campesinos.

Esta regulación es precisamente la que piden desde hace un buen puñado de tiempo los trabajadores de la tierra.

También sería una posible vía de solución la creación de una agrupación de países pobres, al estilo de los sindicatos, a través de la cual puedan reclamar sus derechos y crear verdaderos mercados regionales para fomentar de manera exponencial las relaciones económicas entre ellos.

Los países perjudicados por el hambre y la injusticia deberían unirse en una verdadera y cohesionada asociación que presionase para cambiar el mundo.

Por último, destacar también la necesidad de introducir una mejor redistribución de la tierra (no debería estar tan concentrada en manos de grandes propietarios) e implantar, los países del Sur, el derecho a su soberanía alimentaria o, lo que es lo mismo, el derecho a decidir qué es lo que quieren cultivar para abastecer a su mercado interior.

Acciones para erradicar el hambre las hay, como acabamos de ver. Lo que falta es una verdadera voluntad de nuestros dirigentes para llevarlas a cabo. Mientras llega el cambio, todos podemos contribuir a cambiar el mundo realizando acciones a pequeña escala. Comprar a través del comercio justo, evitar comprar productos a empresas que sabemos que explotan a los niños y pagan sueldos miserables o colaborar en proyectos para el desarrollo son un buen ejemplo de acciones fáciles de realizar y que están al alcance de todos nosotros.

Víctor de Paz Mena

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