Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.
Se trata de un proyecto para dar acceso a educación en una zona que queda aislada en el periodo de lluvias. El obispo consiguió enviar una congregación a esta zona tan alejada y ahora se ha construido una escuela con el ciclo entero de primaria y el primer ciclo de secundaria, lo que ha cambiado la vida de este pequeño pueblo y el futuro de sus habitantes.
Belo sur Mer es una pequeña localidad de Madagascar situada en la costa oeste del país, a 200 Km. al sur de Morondava, en la provincia de Toliara y región Menabe. La población de esta zona del país vive prácticamente aislada, sobre todo durante la época de lluvias, ya que el terreno arenoso hace intransitable la carretera. La única opción para llegar hasta ellos es a través de piraguas y barcos locales. En esta localidad no existe más que un pequeño centro de salud y las infraestructuras educativas son prácticamente inexistentes. La población se dedica fundamentalmente a la pesca que también se está viendo amenazada por la aparición de grandes buques pesqueros que pescan al por mayor. Los niños no tienen la oportunidad de acudir a la escuela, y desplazarse a localidades cercanas es un espejismo teniendo en cuenta la falta de medios económicos y de transporte, por lo que la tasa de analfabetismo es muy elevada.
Frente a esta situación la comunidad se ha movilizado y ha puesto en marcha hace tres años una pequeña escuela de primaria para la que han construido un modesto edificio de cuatro aulas. La gran aceptación ha hecho que actualmente estén funcionando todos los niveles (dos de maternal y cinco de primaria) con un efectivo de 320 alumnos. Para ello han tenido que habilitar la sala parroquial (donde han instalado dos grupos) y la propia iglesia. Uno de los padres ha donado un terreno de 2 Ha donde, además del edificio existente, quieren construir más aulas, y posibilitar así que los niños no tengan que abandonar la escuela tras los estudios de primaria y puedan continuar con los estudios de secundaria. Las Hermanas Trinitarias de Roma llevan instaladas desde hace tres años en la localidad dirigiendo la escuela y han constatado la enorme necesidad de dotar a esta localidad de unas instalaciones que les permita a los niños resguardarse del adverso clima que tienen que soportar. Ante esta situación, el párroco, apoyado por el obispo de Morondava, ha solicitado a Manos Unidas la colaboración para construir otras 8 aulas de clases: 3 para primaria, 4 de secundaria y un pequeño despacho para los profesores.
Los beneficiarios directos serán los 120 niños de primaria que actualmente se encuentran instalados en la sala parroquial y la iglesia, y los 160 jóvenes que no se verán obligados a abandonar los estudios y podrán cursar la secundaria. Indirectamente se verá beneficiados toda la población, alrededor de 12.000 personas. La participación local consiste en la donación del terreno de 2Ha por parte de uno de los padres, además del equipamiento de las aulas, la construcción de un pozo, un chamizo y un bloque de letrinas. El total de la participación local supone el 10% del total del proyecto.
Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.