Crónica del programa emitido por TRECE TV con motivo de la Campaña de Manos Unidas.
El pasado 10 de febrero, pudimos disfrutar por segundo año consecutivo del programa “Especial Manos Unidas”, que se emitió en el espacio “Trece al Día” de TRECE TV.
Dirigido por sus presentadores habituales, José Luis Pérez e Inma Mansilla, el programa hizo un recorrido por los principales contenidos de la campaña anual de Manos Unidas, que en 2022 lleva como lema “Nuestra indiferencia los condena al olvido”.
Clara Pardo, presidenta de la organización, junto con el padre Álvar Sánchez, de la Delegación Diocesana de Migraciones (DDM) de Nador, en Marruecos, y el doctor Carlos Arriola, presidente de la Asociación Santiago Jocotán, en Guatemala, a los que acompañó Elena Fernández de Valderrama, voluntaria en el Departamento de Comunicación de Manos Unidas, hicieron un repaso por algunos de esos sectores de población, afectados por el hambre y la pobreza multidimensional, a los que poco conocidos u olvidados a los que la ONG de la Iglesia católica quiere rescatar del olvido.
Así, la presidenta de Manos Unidas se refirió a las cifras del hambre y la pobreza “tan brutales, que, a veces, nos hacen volver la espalda ante lo que consideramos inevitable. Sentimos pena, a veces indignación, desesperanza (…) pero no nos plantemos que detrás de esas cifras hay personas con historias de vida, con sueños, con esperanzas… Y con los mismos derechos que cualquiera de nosotros”, explicó.
A estas personas es a las que apoya cada año Manos Unidas con su trabajo y sus proyectos: cerca de 500 nuevas iniciativas, que cambian, de una u otra manera la vida de 1,5 millones de personas.
“El trabajo de Manos Unidas tiene como finalidad paliar las injustas consecuencias que trae consigo la desigualdad”. Clara Pardo
Personas como los migrantes subsaharianos que, tras un duro y peligroso periplo por el desierto, recalan en la ciudad marroquí de Nador, donde, explicó el padre Álvar, se dan de bruces con las férreas políticas migratorias de Marruecos y de la Unión Europea. Allí es donde el religioso español y su equipo de la DDM les acompañan con proyectos apoyados por Manos Unidas. Allí es donde termina temporalmente el sueño de libertad de miles de personas que escapan del hambre, de la pobreza, de la violencia, de las persecuciones o de las consecuencias de un cambio climático que ellos no han provocado… Y donde se enfrentan al miedo a lo desconocido de personas al otro lado de la frontera.
El jesuita, promotor de proyectos de la DDM, terminó su intervención haciendo un llamamiento: “Recuerden que vencer el miedo a lo desconocido nos hace más libres”.
Desconocidas eran también para el doctor Carlos Arriola las condiciones de vida y las desigualdades a las que se enfrentaba la población indígena chorti, en la comunidad guatemalteca de Jocotán, cuando fue a parar allí hace ya más de 30 años. Unas desigualdades traducidas en imágenes y vivencias de gran dureza, que quedaron para siempre grabadas en su conciencia: “niños famélicos, adultos con franca desnutrición y con condiciones de vida totalmente inadecuadas”, explicó el cirujano guatemalteco.
Desde entonces, el doctor Arriola se pregunta “¿por qué esa discriminación, por qué esa desigualdad?”.
Tras ellos, e introducida por un truco de cartas del mago Armando Gómez, presente con su magia durante todo el programa, Elena Fernández de Valderrama explicó el drama de las viudas en India, uno de los sectores de población más afectados por la desigualdad, la indiferencia y el olvido en el país asiático. “Las viudas en India son generalmente mujeres muy jóvenes, casadas con hombres mucho mayores que ellas, porque fundamentalmente en las zonas rurales del país, sigue existiendo la práctica de los matrimonios concertados. Cuando enviudan, estas mujeres, que han entrado a formar parte de la familia de su marido, se quedan solas, con los hijos a su cargo y sin ayuda de ningún tipo”.
El trabajo de Manos Unidas con las viudas devuelve a estas mujeres la confianza en sí mismas, se les explican cuáles son sus derechos y se les da apoyo psicológico, además de prepararlas para poder llevar a cabo trabajos con los que consiguen sacar adelante sus hogares.
Con el corazón en la mano y en sus palabras, Elena Fernández de Valderrama relató, también, los motivos por lo que se hizo voluntaria de Manos Unidas hace casi dos décadas y cómo su trabajo en la organización ocupa un lugar relevante en su vida. “Empecé a entrar en contacto con este otro mundo tan distinto al nuestro, algo se me empezó a mover por dentro y decidí implicarme más”, afirmó Elena. Tras su primer viaje a la India, que fue un impacto tremendo, y sintió que la vida le estaba dando “la oportunidad de hacer algo por los demás” y, desde entonces, su implicación fue “total”. “
Tras Elena, una de las casi 7000 voluntarias de Manos Unidas, se hizo un repaso de las actividades de Educación para el Desarrollo y sensibilización que se llevan a cabo en las 72 delegaciones que la ONG tiene en toda España. Una de esas actividades es el Festival de Clipmetrajes, un concurso de cortos de un minuto que tiene gran repercusión entre las escuelas y centros educativos. Para explicar los pormenores del festival, se conectó con la delegación de Manos Unidas en Ciudad Real y con el IES Hernán Pérez del Pulgar.
Guaxara, alumna del centro educativo, señaló que con el festival se da “visibilidad a algunos temas que en países como el nuestro no parece que existan, pero son problemas muy graves hoy en día”.
El recorrido por el trabajo de Manos Unidas terminó, en esta noche de la solidaridad, con una historia de amor por los demás llevada hasta el final. Desde Barcelona y con mucha emoción, conocimos la historia de Pepeta, colaboradora de la delegación de Solsona que dejó su testamento a Manos Unidas. Y cómo los fondos recibidos han ido, cumpliendo la última voluntad de la generosa colaboradora, “a los niños pobres de Africa”, concretamente al hospital de Gambo un referente en nutrición infantil en Etiopía.
El tema “Manos Unidas”, de Rosa López puso el "continuará" a una noche cargada de solidaridad y emociones en la que, durante casi una hora, se puso rostro y nombre a los millones de personas a las que la desigualdad condena al hambre y a la pobreza.