De la persecución religiosa al tráfico de personas en Kandhamal

Hablamos con Father Manoj, director de Jana Vikas, socia local de Manos Unidas. Él vivió en primera persona la violencia sufrida contra los cristianos en Kandhamal en 2008 y que costó la vida a 100 personas y que otras 56.000 huyeran. La migración forzosa se ha agravado con el tráfico humano. Nos cuenta cómo trabajan rescatando y apoyando a las víctimas de trata.

Father Manoj en su visita a Manos Unidas

Día Mundial contra la Trata de personas

En una reciente visita a España, en los Servicios Centrales de Manos Unidas hemos tenido la ocasión de hablar con Father Manoj Kumar Nayak, un joven sacerdote diocesano de 41 años, con estudios empresariales y un MBA especializado en Dirección de Proyectos en el entorno Rural.

Father Manoj nació en Tiangia, una pequeña localidad del distrito de Kandhamal (Odisha, India), en 2004 se ordenó sacerdote en la Diócesis de Cuttack y en 2008 regresó al distrito de Kandhamal. Desde entonces, entró a formar parte de la organización Jana Vikas, socia local de Manos Unidas en la lucha contra la trata de personas en India y desde 2011 es su director.

Y su regreso a Kandhamal no pudo ser más oportuno. Precisamente allí, en agosto de 2008 fueron asesinados más de 100 cristianos, más de 6.500 casas fueron quemadas, 395 iglesias e instituciones cristianas fueron atacadas y 56.000 personas fueron obligadas a desplazarse a campos de refugiados temporales o abandonar el estado. Aún hoy, 10.000 personas no han regresado. Father Manoj nos explica la situación de tensión en la que se vive en esta zona:

Los agresores aún están libres y para los familiares de los asesinados y los afectados, vivir con quienes les atacaron, es difícil.

¿Qué ocurrió en 2008 y cuál es la situación hoy en Kandhamal?

El conflicto surgió cuando a los cristianos se les culpó del asesinato del gurú Swami Lakshmanananda, líder del grupo nacionalista hindú Vishna Hindu Parishad. Y aunque los guerrilleros maoístas reivindicaron el asesinato del gurú, los fundamentalistas hindúes desencadenaron en Kandhamal la más feroz masacre contra la minoría cristiana jamás antes vista en India.

Ahora, con el nuevo gobierno radical hinduista vivimos en una calma tensa porque muchas veces los grupos de RSS (Rashtriya Swayamsevak Sangh) atacan con palos y varas y no tenemos protección. Pero lo curioso es que mucha gente, dhalits (descastados) y musulmanes, después de la persecución y viendo el trabajo y ayuda que los cristianos hemos seguido desarrollando, han abrazado el cristianismo.

¿Cuál es la labor específica de Jana Vikas con las víctimas de la trata y tráfico humano?

La migración es uno de los principales retos para Jana Vikas. Y es que mucha gente se ha ido fuera de Odisha a otros estados buscando trabajo, oportunidades, seguridad, paz. Muchas veces estas personas han acabado viviendo en los slums (barrios marginales) de Bhubaneshwar (capital de Odisha) o de Cuttack (antigua capital), pero también se trasladan a ciudades de otros estados como Kerala, Goa, Tamil Nadú o Delhi.

Y la realidad es que, de esta migración, no todo es migración. Muchas personas han sido traficadas e incluso asesinadas, como el caso de un joven que hemos sabido que ha sido asesinado en Kerala y del que no hemos podido recuperar su cadáver al no saber exactamente dónde se encontraba trabajando.

¿Cómo es el proceso de la trata en Odisha y cómo son las personas con las que trabajáis en Jana Vikas?

La trata siempre comienza con una promesa falsa: la promesa de una vida mejor, de mejor trabajo, de más dinero.

Las personas, que son muy pobres y están muchas veces desesperadas, no son capaces de ver otra salida a sus situaciones de pobreza, desigualdad y discriminación. Al acceder al trato que las mafias les ofrecen, las personas pierden al irse sus pocas propiedades o viviendas. Y como no encuentran esas oportunidades que les ofrecían, acaban siendo explotados en condiciones inhumanas, prostituidos, o incluso usados en tráfico humano y de órganos. No regresan; y si regresan, no tienen nada.

Las personas con las que trabajamos son chicos y chicas de entre 15 y 35 años, que han sido vulnerados y que necesitan apoyo legal y humano. A veces ellos y otras veces las familias, acuden a Jana Vikas, donde se les ofrece ayuda en el rescate de las personas, facilidades para su acogida y reinserción y oportunidades de formación para poder optar a una vida mejor.

 

¿Cuál es el trabajo esencial de Jana Vikas?

Jana Vikas trabaja en cuatro barrios de los 12 que hay en Kandhamal y estamos empezando a trabajar en otros cuatro, lo que supone trabajar con más de 10.000 personas al año. Nuestro trabajo se centra en la reconstrucción del distrito de Kandhamal, dar apoyo legal y educativo, y trabajar con la comunidad en procesos de paz, asesoría y acompañamiento. Además, realizamos proyectos de promoción social, gobernanza y ofrecemos becas y facilidades educativas a las minorías cristianas. Y en relación a la trata y el tráfico de personas, actuamos esencialmente en tres líneas:

  1. Programas de Sensibilización en las ciudades y poblados, sobre todo con los padres. Les enseñamos a detectar los posibles engaños a los que son sometidos. Esto lo solemos hacer con impactantes representaciones de teatro de calle (“Street Plays”) o con la proyección de películas de sensibilización (“Screaming Films”) para enseñarles lo que ocurre en realidad. Y después se tiene un encuentro y debate con las comunidades para hacerles ver cómo sucede y cómo se puede poner fin a esa situación. También hemos creado Comités Locales formando a líderes comunitarios para asesorar a la población y prevenir el tráfico. Y se colabora con la línea telefónica gratuita de atención a la infancia, la “Child Line”, para poder informar de las situaciones que se dan y dar protección legal y asesoramiento por teléfono.
  2. Rescate de las víctimas. Para esto colaboramos con las familias, con instituciones de la zona y con la policía. Y no es una tarea sencilla. Incluso hemos tenido casos en los que han venido policías desde Delhi. Aunque a veces la policía colabora y otras no.
  3. Centros de Acogida y Rehabilitación de Víctimas del Tráfico. En ellos acogemos a los jóvenes, ya que, en ocasiones, cuando estos niños y jóvenes regresan, los padres no los acogen. A veces, porque ellos fueron quienes les vendieron y sienten vergüenza. Otras, porque la realidad que han vivido estos jóvenes supone un tabú y una estigmatización de la familia. Todo esto supone un dolor añadido para las víctimas. Actualmente alojamos a unos 70 jóvenes que se quedan entre 3 y 6 meses recibiendo talleres y formación profesional en costura, en mecánica u otros conocimientos. Y además les ofrecemos acompañamiento psicológico y apoyo por medio de profesionales de servicios sociales. Después de este proceso los jóvenes se casan o trabajan en talleres de costura o se van a otros lugares a trabajar. Pero con un futuro más claro.

Entrevista realizada por Marta Isabel González. Fotos de Irene H-Sanjuan/Manos Unidas

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