Migración venezolana: la diáspora que no cesa (Día Internacional de los migrantes 2020)

En Colombia apoyamos a la población migrante venezolana que busca una vida mejor.   

Diana Marcela Torres con personas migrantes de Colombia. Foto: Manos Unidas/JRS

Hoy, Día Internacional del Migrante, recordamos a los millones de personas que, impulsadas por el deseo de huir del hambre, la pobreza, la guerra, los desastres naturales, la persecución o la violencia, dejan toda una vida atrás con la mente puesta en una vida mejor.

En noviembre de 2020, entre estos 270 millones de personas se encontraban más de 5,4 millones los venezolanos que habían abandonado su país para buscar seguridad y una vida mejor en otros países del mundo. De ellos, según Acnur, unos 4,6 millones han permanecido en el continente americano, generando el “mayor movimiento de refugiados y migrantes de la reciente historia de América Latina y el Caribe”.

Migrantes venezolanos en Colombia

Colombia es uno de los principales destinos de estos flujos migratorios, porque “en los 2.200 kilómetros de frontera entre Colombia y Venezuela hay solo seis o siete pasos fronterizos lo que hace fácil pasar de un país a otro”, explica Diana Marcela Torres, Coordinadora Regional del Servicio Jesuita al Refugiado (JRS), socio local de Manos Unidas en el país.

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Los venezolanos, que migran para huir de la crísis socioeconómica y política de su país, llegan a Colombia a través de las trochas -atajos por caminos angostos que se abren en la maleza- y, generalmente, lo hacen por la región del Catatumbo, situada en el Departamento Norte de Santander. La Coordinadora del JRS explica lo que supone para estos migrantes el paso por el Catatumbo, una de las regiones es una más violentas de Colombia, donde se concentran todos los grupos armados que forman parte del conflicto, el lugar donde hay sembrada más hoja de coca para el consumo ilícito y donde se practica la minería ilegal.

Migrantes venezolanos en Colombia

Y aquí es donde sufren una enorme vulneración de derechos, adicionales a los que ya sufre un migrante: no tener acceso a la alimentación, al albergue, a la sanidad, no encontrar una población de acogida.

“Al cruzar por las trochas las mujeres migrantes venezolanas se exponen a la violencia sexual y los niños y adolescentes al reclutamiento forzoso para servir en los grupos armados colombianos”

Los migrantes venezolanos que recalan en Colombia presentan perfiles y casuísticas muy diferentes: personas en situación de refugio, colombianos retornados y familias de origen mixto y entre ellos, muchas mujeres, ancianos y personas con diferentes discapacidades, que, según la coordinadora Regional del JRS, “se ubican, mayoritariamente, en las comunidades más pobres y vulnerables; no en los estratos más altos, sino en los lugares de mayor vulnerabilidad y marginalidad”.

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Grandes desafíos

La situación de los migrantes provenientes de Venezuela plantea graves desafíos en términos de protección de derechos y necesidades humanitarias, dada la escasa experiencia del estado colombiano en materia de protección a migrantes y refugiados y la magnitud y tipología del flujo migratorio. Las mujeres son las que más sufren las violaciones de derechos. Torres lo explica así:

Llegan muchas embarazadas, sin ningún tipo de control en el embarazo. Nosotros estamos con ellas, las acompañamos porque los niños cuando nacen corren el riesgo de ser apátridas al estar sus madres en Colombia de manera irregular. Porque Colombia no te da la nacionalidad solo por el hecho de nacer en el país. Las mujeres y las niñas están expuestas a la violencia sexual durante todo el proceso migratorio, tanto en el camino como a la llegada. 

Migrantes venezolanos en Colombia

El proyecto en el que participa Manos Unidas, además de suministrar ayuda de emergencia básica, proporciona apoyo jurídico y atención en salud y acompañamiento psicosocial para superar los múltiples traumas que la migración trae consigo.  

 Además, como muchos migrantes se desplazan a otras zonas del país buscando mejores oportunidades, y para intentar llegar a Ecuador, Perú y otros países del sur del continente, el proyecto se está desarrollando en tres zonas diferentes de Colombia. “Hemos conformado un corredor humanitario de 1.589 Km. –explica Torres- en una especie de diagonal geográfica entre el nordeste al suroeste del país, por el que transita un alto porcentaje de la población migrante de Venezuela, en su búsqueda de nuevas oportunidades de vida”, explica la coordinadora Regional del JRS.

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