Ser mujer no pone las cosas fáciles en Senegal

Fanta nos cuenta su experiencia como parte del programa Karonghen, en el que trabaja como animadora desde hace años. Karonghen significa renacimiento e intenta dar respuesta a las necesidades más urgentes de la zona. 

Fanta con su moto en Senegal
Fanta Goudiaby
Animadora del programa Karonghen en el sur de Senegal

Desigualdades de las mujeres africanas

Nuestra mirada a la igualdad esta vez se ha posado en el continente africano. Con motivo de la celebración del Día de África, hemos querido rendir homenaje a esos millones de mujeres que propician con su labor infatigable, el desarrollo de sus países. Y lo hacemos con el testimonio de Fanta Goudiaby, que hemos conocido en el Fogny, una de las zonas más castigadas del sur de Senegal, donde Manos Unidas ha sido testigo de cómo la mujer se va abriendo paso en un mundo de hombres.   

Porque todavía, son muchas las desigualdades e injusticias a las que deben hacer frente las mujeres africanas en todos los ámbitos de la vida. Pocas palabras necesita la misionera comboniana eritrea, Elisa Kidané, para describir en el Especial 2013 de la revista Mundo Negro, la situación de la mayoría de las mujeres de África:

Las mujeres africanas ostentan un triste record mundial: son líderes en estadísticas negativas. Las primeras en el campo del analfabetismo, las primeras en la falta de atención sanitaria, las primeras en la ausencia de derechos de todo tipo (…) Unos récords lamentables, pero al contrario de lo que algunos pudieran pensar, las mujeres africanas no son tan ignorantes como pudiera parecer.

Me llamo Fanta Goudiaby. Soy mujer, soy joven y soy senegalesa.

Y eso no pone las cosas fáciles aquí, en el Fogny, donde vivo y donde ha vivido siempre mi familia y donde las mujeres estamos muy poco valoradas. Es verdad que hasta que llegó el programa Karongen yo no tenía muy claro como iba a ser mi vida, aunque me parecía que todo apuntaba a que no iba a variar mucho con respecto a la de mi madre: muchos hijos (de los nueve que tuvo yo soy la penúltima), y mucho esfuerzo para sacarlos adelante, casi sola, como hizo ella. Las chicas no tuvimos las mismas oportunidades que mis hermanos varones. Yo no pude cursar estudios superiores. Había que elegir y a mí no me tocó. Para mi madre, Gnima, fue duro. Ella quería para mí una vida mejor que la suya. Y a mí me gustaba que ella soñase… Un día me enteré de que la gente del Cpas estaba haciendo una selección entre los jóvenes de la zona para trabajar de animadores en una serie de proyectos para  mejorar las condiciones de vida de la gente de algunos de los pueblos más aislados de mi región. Y, sin muchas esperanzas, me presenté a la convocatoria. ¡Fui elegida con otros 34 compañeros! Hombres y mujeres que durante años hemos trabajado juntos, en igualdad de condiciones. Es verdad que hay más hombres, pero estoy convencida de que es solo porque no fueron muchas las chicas que se presentaron.

Porque ahora, después de estos cuatro años de trabajo en los que tanto he aprendido, puedo decir bien alto que los hombres y mujeres tiene los mismos derechos. Y las mujeres a las que hemos enseñado y acompañado también los saben.

Me gusta que entre ellas haya desaparecido el miedo a hablar, a decidir, a reclamar lo que les corresponde… Me emociona ver cómo ahora son capaces de expresar su opinión y de oponerse a las decisiones con las que no están de acuerdo, aunque esas decisiones las haya tomado un hombre. Y lo que más me satisface es ver a mi madre. Ella, que tiene más de sesenta años, también ha aprendido que tiene derecho a hablar, a opinar y a tomar decisiones. Y, encima, con el huerto de mujeres que ha puesto en marcha  con otras mujeres lleva dinero a casa.  Las cosas han cambiado; sí.  Fíjate que yo voy en moto como los hombres. No puedes imaginar lo que siento cuando, cada mañana, me pierdo con ella por las pistas de tierra para poder llevar mi mensaje a las mujeres del programa. Mi moto es un símbolo de igualdad. Para mí es un honor y un orgullo.

En el siguiente vídeo puedes ver muchos de los logros del programa Karonghen, en el que Fanta ha trabajado como animadora durante muchos años. Conocerás su historia, la de su madre, Gnima; la de Lala Diemé, analfabeta capaz de llevar las cuentas de una cooperativa o la de Victorine Florence, la joven que ha podido continuar sus estudios en una de las escuelas que construyó el programa...

Brecha entre mujeres y hombres en el mundo
Indicadores % Mujeres % Hombres
Población 50 50
Horas trabajadas 52 48
Dinero en propiedad 10 90
Tierra en propiedad 1 99
Crédito agrícola 2 98
Pobres 67 33
Adultos/as analfabetas 70 30
Personas desnutridas 80 20
Niñez no escolarizada 67 33
Puestos parlamentarios 17 83
Puestos ministeriales 16 84
Puestos dirección económica 14 86

Fuente: Clara Murguialday: Metodologías para evaluar el impacto de género en las intervenciones de desarrollo, impartido en Córdoba, Septiembre 2009.

Galería de imágenes: 
Fanta Goudiaby
Gnima en el huerto de mujeres

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