En 2022, cada minuto murió una persona afectada por el sida.
Este viernes, 1 de diciembre, el mundo conmemora el Día Mundial del Sida, una enfermedad que en sus primeras etapas llegó a calificarse de maldita y que, todavía hoy, es causa de muerte y marginación.
Desde que se conocieron los primeros casos de sida, en junio de 1985, se ha avanzado mucho en su prevención y tratamiento, pero, aun así, en 2022, según ONU Sida, todavía había 39 millones de personas que vivían con el VIH. De ellas, el 53 % eran mujeres y niñas.
La epidemia del sida obedece a causas que van más allá de las meramente higiénicas o sanitarias. La pobreza, el hambre o la falta de acceso a la sanidad son algunos de los factores que contribuyen a la pervivencia de una enfermedad que afecta, mayoritariamente, a niñas y mujeres.
«La pobreza y el hambre hacen a las personas más vulnerables a la infección por VIH y condiciona las posibilidades de acceder a tratamientos con antirretrovirales que impidan o retrasen la aparición del sida», explica María José Hernando, del Departamento de Estudios de Manos Unidas.
Hasta la fecha, el sida se ha cobrado más de 40 millones de vidas –sobre todo en los países de rentas medias y bajas–.
Manos Unidas lleva más de 30 años trabajando para combatir las causas y las consecuencias de una enfermedad que ha hallado en la pobreza un caldo de cultivo para su propagación:
«Desde Manos Unidas –declara Hernando– trabajamos para prevenir el contagio y la expansión del VIH. Además de colaborar en proyectos de atención y cuidado de personas seropositivas y a víctimas secundarias de la enfermedad, como pueden ser los huérfanos».
Además de las consecuencias físicas y socioeconómicas asociadas al VIH y al sida, el diagnóstico positivo puede causar graves crisis emocionales y psicológicas:
«En muchos lugares, sobre todo en aquellos cuya población carece de acceso a la información y formación suficientes como para comprender el comportamiento de la enfermedad, el VIH/Sida lleva asociados altos niveles de estigmatización y discriminación que pueden influir en todos los aspectos de la vida como el trabajo, las relaciones sociales o educación», asegura María José Hernando.
ONU Sida: «Las enfermedades avanzadas relacionadas con el VIH deterioran el estado nutricional y socavan la seguridad alimentaria de los hogares mediante la reducción de la productividad».
A pesar de los avances en la prevención y el tratamiento del VIH/ Sida que se han llevado a cabo en todos los países del mundo, este sigue siendo la principal causa de mortalidad entre los adolescentes de África subsahariana.
«Los altos niveles de estigmatización y discriminación del VIH/Sida pueden causar pánico o depresión y vergüenza que pueden precipitar en aislamiento. Además, las barreras de los servicios sanitarios pueden impedir que los jóvenes busquen asesoramiento, pruebas y atención. Y quienes necesitan terapia antirretroviral tienen dificultad para mantener el tratamiento por los numerosos efectos secundarios de dicha terapia», explica Ana Acebo, responsable del proyecto «Refuerzo de los servicios de atención en VIH para adolescentes y jóvenes en Beira, Mozambique», que Manos Unidas lleva a cabo junto a su socio local, la ONG Médicos con África CUAAM.
El objetivo del proyecto, que está beneficiando de manera directa a más de 120.00 jóvenes, es mejorar el conocimiento, la calidad y el acceso a la asistencia sanitaria del VIH/Sida para adolescentes. Para ello, CUAMM y Manos Unidas están trabajando en:
Este es solo un ejemplo de los 175 proyectos relacionados con la lucha contra el VIH/Sida que tiene registrados Manos Unidas. Unas iniciativas en las que la ONG de la Iglesia católica ha invertido más de 10 millones de euros.
