Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
En Marruecos, la discapacidad sigue siendo un desafío silenciado. En muchas comunidades, las personas con discapacidad son invisibles: se las esconde, se las ignora y, a menudo, se las margina. En este contexto de exclusión y desconocimiento, la Asociación Hanan, junto con el apoyo de Manos Unidas, está cambiando vidas y derribando barreras en la región de Tetuán.
Fundada en 1996 y reconocida como de utilidad pública, la Asociación Hanan ofrece atención integral a más de 600 niños y jóvenes con discapacidad cada año, mientras que otros tantos permanecen en lista de espera. En un país donde no existen centros públicos especializados y más del 70% de las personas con discapacidad no reciben ningún tipo de educación, Hanan se ha convertido en el único recurso para muchas familias.
Mouna Harrachi, fisioterapeuta y coordinadora del proyecto financiado por Manos Unidas y la Fundación Real Madrid en el centro, cuenta cómo la necesidad de atender a estos niños es prioritaria. “El 80 % de los chicos que vienen a Hanan son de clase baja y Hanan se ha convertido en una fuente fundamental para salir de casa, para su formación y educación”.
“En Marruecos hay muchas dificultades, las personas con discapacidad sufren muchísimo, la mayoría de los sitios públicos no tienen accesibilidad y tienen un problema de transporte público también y eso supone muchas barreras en la vida cotidiana de estas personas”, añade Harrachi.
Gracias al transporte gratuito proporcionado por la asociación, niños con problemas de movilidad pueden asistir al centro. Sin embargo, las familias, especialmente las madres, juegan un papel crucial porque han de superar las dificultades de transporte para llevar a sus hijos a las sesiones individualizadas, muchas de ellas vienen desde muy lejos para recibir estas sesiones.
Todo está cubierto por proyectos financiados, todos los servicios los tienen gratis, y reciben actividades o talleres según sus necesidades. En Hanan hay un comedor donde se sirve una comida al día. Para muchos de ellos, debido a su situación, es la única comida que hacen.
El proyecto abarca desde atención temprana (0-6 años) con terapias individualizadas como logopedia, fisioterapia y psicoterapia, hasta programas educativos y socio-deportivos para niños entre 7 y 16 años. Además, se realizan talleres de pintura, teatro y formación en habilidades para la vida autónoma.
Khaoula Elammanti, de 24 años, encontró en Hanan un espacio de integración y desarrollo. A pesar de las dificultades, es una joven talentosa en el deporte y la pintura. Si no fuera por el apoyo recibido, su integración en la sociedad habría sido mucho más complicada.
Por su parte, Mustafa Benisa, de 58 años, demuestra cómo la inclusión puede transformar vidas. Después de un accidente que le dejó con discapacidad física, Mustafa encontró en Hanan no solo poder acceder a una educación secundaria, sino también formarse en ortopedia e hidroterapia. Actualmente tiene empleo como técnico en el propio centro. Hoy, es un ejemplo vivo de que la discapacidad no define los límites de una persona.
Manos Unidas, en colaboración con Hanan y la Fundación Real Madrid, aporta recursos esenciales para mejorar la calidad de vida de estas personas.
En concreto, de los niños/as con algún tipo de discapacidad que sufren la vulneración de sus derechos en cuanto a educación, salud, disfrute de actividades de ocio, deportivas y formativas y demás derechos en igualdad con otros niños.
Para mejorar esta situación, Manos Unidas con la Asociación Hanan, especialista en el ámbito de la discapacidad y con trayectoria de trabajo con la entidad, pone en marcha un nuevo programa de Atención postemprana a la discapacidad, que junto a la Escuela Socio Deportiva de la Fundación Real Madrid colabora en el desarrollo de las capacidades y habilidades creativas y artísticas dirigidas a los niños del centro.
Esta colaboración se centra en:
El impacto de este proyecto no solo transforma a los niños, sino que también educa a la sociedad para aceptar y valorar la diversidad.
“Las madres cuando están en Hanan se sienten muy comprendidas, se ayudan y se cuidan; es un sitio de refugio y ayuda mutua entre ellas”, nos comenta Harrachi. “En Marruecos no existe una formación en educación especial como tal, gracias al proyecto de Manos Unidas y la Fundación Real Madrid nuestros profesionales se forman continuamente, es una parte fundamental”.
A pesar de los avances, en Marruecos queda mucho por hacer. La accesibilidad sigue siendo limitada en espacios públicos y transporte, y las personas con discapacidad enfrentan constantes barreras culturales y económicas. Según datos recientes, el 67% de los niños de 0 a 14 años con discapacidad no tienen acceso a la educación, una cifra que es aún peor en áreas rurales.
Sin embargo, con proyectos como el de Hanan, se están sentando las bases para un cambio duradero. Cada niño que logra integrarse a la escuela ordinaria, cada familia que aprende a apoyar a su hijo, y cada comunidad que abre sus puertas a la inclusión, es un paso más hacia la igualdad.
Manos Unidas continuará trabajando en ayuda para el desarrollo, para garantizar que ninguna persona con discapacidad sea excluida. La inclusión social y la promoción de derechos humanos seguirán siendo ejes fundamentales de su intervención en Marruecos.
En palabras de los propios beneficiarios: “Gracias a Hanan y Manos Unidas, hoy no somos invisibles. Somos parte de la sociedad, y eso lo cambia todo”.
Datos clave sobre la discapacidad en Marruecos